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Lundi 1 avril 1 01 /04 /Avr 16:56

Soy Nora y me encanta El chateo. El tema era la soledad en que estaba, a pesar de tener marido. Hablaba francamente con conocía

Hasta que conocí al drdemasajes el

Me acercaba a temas límites. Como cuando le mencionaba mi insatisfacción sexual. Que cada vez tenía menos sexo, con mi pareja. Luis me inducía a que me relajara, que jugara con mi cuerpo, que me masturbara. le decía que ya lo hacía desde los 15 años. ¿Cómo?, Le preguntaba. – Bueno, de varias formas. Algunas veces, me pongo un cojín entre las piernas, en otras, juego con objetos sobre mi clítoris, me tiro los pezones a más no poder. También, me divierto en la ducha, con mis dedos y el jabón, penetrándome. Son muchas maneras… ¿Cuál te gustó más? -Todas las anteriores-, le respondo, mientras nos reímos a carcajadas.

 

En un email, me preguntó, si yo me pajeaba. Le dije que sí, pero los detalles se los contaba en vivo y en directo.

De eso no pasó mucho tiempo, le pregunte varias veces. Luis relátame: tus fantasías eróticas, sin límites, sexo prohibido, con personas prohibidas, con imágenes que llegan a mi mente de recuerdos, pero las más excitantes son aquellas de cosas que quiero hacer y no he hecho. De toquetear a las enfermeras del hospital. De pedirle a mi secretaria que se saque sus bragas y que se comience a tocar su coñito en la esquina de mi consultorio, acercarme a su escritorio y que me abra la cremallera, saque mi verga y vea mi glande mojado, que lo comience a chupar, a saborear, que raspe sus dientes en mis testículos y sus ojos se llenen de deseo.

Me excito pensando en una mujer madura con varios hombres manoseándola. Esas imágenes hacen que mi pene quede muy erecto, que presione por salir de su atadura, de su camisa de fuerza y empiezo a tocarlo, a escuchar el ruido de su envoltura sobre su rojo y brillante glande. A veces me lo aprieto, lo desvío, lo muevo con fuerza, con quejidos, cierro los ojos… mmmmmm… ahhhh… pienso en ti!!!… luego me controlo, espero un rato y veo como sale el preseminal, como las gotas de ese líquido comienzan a lubricar más, mi pene y mi mano.

Siento los latidos de mi miembro, pensando en penetrar alguna boca, un culito o una rosada vagina y comienzo nuevamente a moverlo, a masajearlo cada vez con mayor fuerza, más desordenado, menos acompasado, abro mi boca para expresar mi calentura, muevo mi pelvis buscando el cuerpo caliente de una mujer y no lo encuentro, hasta que emerge como un volcán todo mi semen, tibio y caliente, espeso y vivo, que cae sobre mi vientre hasta la última gota, que comienza a recorrer las sábanas mientras me retuerzo en él y disfruto de mi propio líquido, deseando buscar con ansias un momento de mis sueños puramente sexuales, con quien este más cercana”.

Cuando termino de contarle, la miré y su rostro era otro… estaba sonrojado, con los labios semiabiertos, los ojos semicerrados, sus manos entre sus piernas… y en silencio… absoluto silencio. Le pregunto: – ¿Te ha gustado?-. Me dice: -luis, ¿piensas en mí? Sonrió y abrió los ojos en un gesto de admiración y sorpresa. – Eso lo dejo a tu imaginación -, le dije.

Continuaron con mayor frecuencia mis chateos de fin de semana o en las tardes, nos  mostrábamos por webcams en short recortado que dejaban asomar mis cachetes encantadores. Eso me mantenía a mil. Todos esos días de fin de semana, en que ya cada vez salía menos con mi esposo por quedarme chateando con luis, conversábamos, nos buscábamos, nos mirábamos, pero sobre todo, nos acercábamos, tocando nuestras manos, brazos, cuerpos, con roces suaves, calientes, ricos. Eran toqueteos tenues, pero eléctricos. Ella miraba con un dejo de cariño, cada vez más, a veces hasta con angustia.

Hasta que ocurrió lo inevitable esta semana santa mejor dicho semana sangana de pecado de la carne. Quede en ir a un motel con Luis tenía que ser muy audaz para que mi esposo no se diera cuenta de mi infidelidad alquile un carro así nadie sospecharía fui a buscar a Luis a su consultorio con una peluca Luis al verme me dijo no te conocía morena Me comenta algo que me lleno de emoción. El mundo para mí, eres tu tu trozo de ricura, entre tu muslos mientras palpaba, mis glúteos y mis piernas.

Luis sintió mi olor exquisito, indescriptible, hormonal, de hembra en celo. Con cada movimiento que hacía, me apretaba mas mi cintura cada vez más y pude apreciar al menos la sombra de los pelitos de mi sexo. Ya no aguanté más. Luis vamos para que me depiles como tú lo haces rico al chocolate después me tomas unas fotos de recuerdo eso fue muy excitante ya desnuda

Luis se Acercó su boca a mis piernas, a la altura de mis muslos y comenzo a besarlos. seguía besando e inicié unos mordisqueos al inicio de sus nalgas. La tomé de la cintura Nos miramos a los ojos y sin más, comenzamos a besarnos tímidamente, como probando nuestros labios, luego fue más intenso, enredando nuestras lenguas, sintiendo nuestro aliento expelido por una cada vez, una más agitada respiración, la abracé, la traje hacia mí, la apreté, quería que sintiera mi arma, mi herramienta, lo duro que ya estaba, y que le quedaba a altura de su abdomen.

Empecé a palpar su espalda, a levantarle su menudo cuerpo, me doblé levemente para comenzar a gozar de sus tetas, sus pezones, esas dos cosas ricas que hacían descontrolar mi cuerpo, pues ya la estaba empujando con mucha fuerza sobre el mueble de la cocina. Sentí sus quejidos, mientras le metia dedos en su clítoris y sentía su coño depilado. Tomé su mano y la  puse sobre mi miembro. Sin más, me empezó a pajear. -¿Te gusta?, es todo tuyo, ¡quiero que te lo comas!-, le dije.

Ella continuó pajeándome, mientras lo miraba con toda la calentura de su rostro, que jamás imaginé. -Estamos locos-, me dijo. Se sentó en el mueble de la cocina, aquí esta tu coñito, mientras separaba su pierna derecha y ponía su pie sobre ese piso enclenque. Sin más, besé sus muslos, no tengo descripción para ese olor a sexo puro, fuerte olor, exquisito de sus jugos. Pero oler no me bastó, pues como un animal mordí sus labios: ¡¡¡AYYY!!!

Cálmate, loco… por favor… ¡chúpame.fuerrrrte!. Metí mi nariz, hasta que no pude más y unas primeras succiones a su clítoris que no me costó nada encontrarlo. Ahí estaba, durito, mojado, rosado y disponible. No sabía a esa altura si era el olor, el sabor o lo que estaba viendo lo que me tenía transformado en un animal. Pero tenía unas ganas locas de apretarla, metérselo sin importar si ella estuviese preparada. Era una excitación acumulada de años.Mientras tocabamos, ella, mi verga y yo, su trasero. Corrió a la cama, hundió su cabeza en la almohada, levantó su culo y me dijo: Ahora, te lo ruego, métemelo. -Todavía no, amor -. Acto seguido, metí mi lengua en ese culo y vagina de vicio. Le pasé la lengua por su ano, mientras con mis manos separaba sus cachetes, Recorrí con mi lengua desde sus muslos hasta su ano, varias veces, sentía sus jugos vaginales en mi mejilla, su olor era un perfume de sexo. Sus quejidos eran intensos, los míos también. Se movía de lado a lado.

-¿Dónde aprendiste a hacer eso?-. No contesté, y seguí en mi faena, claro que me ayudé con dos de mis dedos, quería por momentos hasta que le doliera. Uno se lo metí en su vagina, el otro, se encargó de su ano. Ahggg!!! Exclamaba, con su cara perdida entre sus dos almohadones y su culo cada vez más expuesto, más mojado. Seguí con un mete-saca con mis dedos, mientras con mi otra mano busqué tomar una de sus pechugas, que ya se movían locas al compás de ese vaivén de entrega. Juro que si en ese momento, entraba mi esposa, no habría cambiado un ápice mi concentración y calentura con  Ella era el sentido de mi vida. Hasta que sentí el primer momento de su orgasmo, acompañado de quejidos y gritos cortos Ah… Ah… Ah… así…

Sin esperar, recogí con mi boca y mis manos, la mayor cantidad de sus jugos y se los llevé a sus labios, a sus tetas, la besé mientras le metía las manos en el pelo, estirándoselo con fuerza.

Intentamos un breve reposo, pero mi verga pedía su cuerpo. Le hice caricias suaves en sus pezones, mientras nos besábamos con mucha ternura y con una mirada cómplice de esta gran atracción pecaminosa, desordenada, culpable pero inevitable. Seguí masajeando sus nalgas, abriéndolas, buscando el hueso de su cadera con firmeza. Mordí su cuello.

Me puse de pie, la contemplé y acerqué mi pene a sus tetas extraordinarias y mi glande se posicionó en sus pezones, en su cuello, mientras me pajeaba y lo dirigía bruscamente a su pecho, hasta que lo atrapó en su boca y fue el inicio de frases entrecortadas por que estaba con mi verga en su juego fálico: -Cada vez que te miraba el paquete, pensaba en chuparte como ahora-. -Me gusta tu pene, no dejé de pensar en él, desde que te lo ví en el bañolas fotos que me enviavas-.

Estuvo saboreando su golosina un buen rato, alternaba sus succiones con pequeños mordiscos en mis testículos. -Sigue así, así me gusta, mmmhhhhh, que bien lo haces… hasta el fondo… métetelo… quiero eyacular en tu cara. Hubo momentos en que creí que explotaba, pero hábilmente se dio cuenta y se levantó. Quiero montarte, me dijo. Se inició una carrera loca de lujuria, ella arriba, con sus tetas moviéndose y su pelo sobre su cara, sus ojos estaban blancos, me apretaba los hombros hasta provocarme dolor, era un sube y baja violento, se tiraba los pezones y luego los acariciaba sin bajar el ritmo de su galope.

¡¡Qué pija… qué verga… está muy adentro… ahhhh… ahhhh…

 

¡¡Te gusta, nora, ¿¿Estás caliente como yo??!!

¡¡Siiií, toda caliente… quiero tu semen en todo mi cuerpo!!… ayyy.

En ese momento, su cabeza comenzó a moverla de lado a lado, su pelo se movía como en un baile de rock y terminó con quejidos guturales, su cabeza hacia atrás y cayendo sobre mí, con su cuerpo mojado de sudor de hembra caliente, su respiración espásmica, casi asmática y su dedo metido en su boca.

Luego de unos segundos, inicié nuevas caricias, eligiendo nuevamente sus pechugas y su espalda, su cuello y besos apasionados. Me levanté y le dije que observara. Me puse de rodillas sobre ella, acerqué mi pene a su pecho y comencé a masturbarme, a lo que ella respondió sacando mi mano y reemplazándola por la de ella. No me dio tregua, fue tan extremadamente bueno, que mi verga se hinchó como nunca, especialmente con sus ricos lengüetazos y su mirada de entrega. Sentí un escalofrío en mi espalda: -Ya viene… y es para tí… todo para tí -.

No pude más, mi semen saltó, caliente, espeso, con olor a hormonas sobre su rostro, su pelo, su cuello y sus tetas y sobre los mismos jadeos, usamos nuestras manos y nuestras bocas para compartir la leche de esta relación clandestina y sexual que aún perdura.

Aquí les dejos las fotos

Con cariño nora

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Samedi 30 mars 6 30 /03 /Mars 19:32

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Jeudi 28 mars 4 28 /03 /Mars 17:04

Nati una dama de piel morena con cabello pintado de trigo dorado como la noche un cuerpo hermoso con muchas curvas y un trasero espectacular, después de tener pocas horas de habernos visto después de un tiempo conociéndonos por Internet y haber tenido la primera tanda de un divino acto sexual, con las fotos de rigor y las terapias de masajes quedamos extenuados en la cama del motel y allí desnudos y abrazados, contemplando nuestras figuras en el espejo del techo de la habitación, no podía quitar mi mirada del espejo viendo su tremendo trasero moreno, bien torneado como hecho por escultores a  mano a la medida, se podía observar  como sobresalían los labios carnosos y brillantes ya de la lubricación del sexo de Nati , su cabellos sedoso y oscuro sobre mi pecho y sus manos rodeándome, mi mano empezó a acariciar su espalda hasta donde comienzan sus nalgas y mi pene empezaba a recobrar su dureza para una segunda arremetida, ya tenia preparado su masajeador mi mano seguía bajando y masajeando sus nalgas y nuestros labios se encontraron de nuevo besándonos locamente sin control, ya Nati se había percatado que mi pene empezaba a mantener una buena erección  entonces lo tomo con sus manos mientras lamia mi glande y bajaba con su lengua por todo el falo hasta mis testículos, que los lamia y los chupaba con una fuerza que me provocaban un dolor masoquista que a su vez me excitaba más, decidí que era egoísta disfrutar yo solo y le pedí que se voltease y estuviese sobre mí para poder lamer su sexo, cuando abrió sus piernas para estar encima de mi rostro, la visión que tenia de su trasero apuntando hacia mí, su sexo a la altura de boca lamiéndola profundamente, mi lengua recorra su interior entre sus labios tibios y me aferraba de sus nalgas mientras ella me daba una mamada sin igual, separe los labios de su vagina con mis dedos y el color rosado intenso como una fruta tierna brotaba de su interior muy lubricado, tenía palpitaciones en el interior de su vagina, y mi lengua iba desde su clítoris que ya estaba bien duro pasando a lo largo de sus labios vaginales y terminaba en su culito, estaba tan mojada que sus jugos caían por mi barbilla y tenían mojado mi cuello y mi pecho, de vez en cunando dejaba de mamármelo por que daba alaridos de placer y volteaba la cara para verme de reojo como me comía su sexo, entonces me pidió que la penetrara en 4, se acomodó en la orilla de la cama apoyada en sus rodillas y codos dejando más al aire su sexo ya hinchado y su culito rojo de la chupada que le di, me ubique detrás de ella rozando con el largo de mi pene sus labios, su humedad embarraba el cuerpo de mi pene mientras acariciaba su espalda, los vellos de su espalda estaban erizados, fue cuando acomode  la cabeza de mi pene buscando su abertura ya húmeda, como una caverna dispuesta a que la exploren, solo metí la cabecita cuando ella se dejó venir hacia atrás chocando sus hermosas nalgas bronceadas contra mi vientre, veía como se desaprecia mi pene entre su piel, lo sacaba casi todo y lo metía de nuevo hasta que mis bolas chocaban con su vientre, la sostenía de las caderas mientras sus gemidos me marcaban, el ritmo del Vaivén de mi penetración, la mezcla de fluidos y de sudor hacían el chapoteo más sonoro, con una sinfonía de gemidos y de peticiones como – Más, Duro, Así, Así, No te pares-, yo para ponerla más a punto sacaba mi pene y le daba de golpecitos en su vagina o lo rozaba cerca de su culito, que cuando separaba sus nalgas podía verlo dilatando, apretándose, mientras seguimos así se dejó caer en sus hombros que era ahora donde se apoyaba en su parte delantera mientras le daba suaves nalgadas en ese trasero rico, decidimos cambiar de posición, me recosté en la cama boca arriba, mientras ella se colocaba delante sobre mi dándome la espalda, se coloco a horcajadas sobre mi tomándome de los tobillos, y solo podía contemplar como mi pene se perdía en su vagina, parecía un hotdogs, sus labios eran el pan esponjoso y mi pene la salchicha dentro de ellos, me fascinaba esa vista, ver entrar y desaparecer mi miembro, su trasero era el marco ideal, masajeando y apretando sus nalgas y sintiendo como bajaban sus jugos de hembra por mi pene empapando mis testículos y el colchón, su culito me provocaba y empecé a estimularlo con uno de mis dedos introduciéndoselo, a pesar que estaba bien apretadito no compartía la penetración anal así que desistí, ya el clímax era la cumbre el desenfreno de los movimientos se confundía con nuestros jadeos y con las suaves nalgadas que fueron aumentando, ya sus glúteos estaban rojos de las palmadas el brillo de su piel y su sudor con aroma a hembra me tenían loco, hasta que ya estaba por venirme y me hizo aguantar hasta que explotamos juntos dejándose caer hacia atrás sobre mi pecho, acabe bastante sobre ella , y cuando se acostó hacia atrás mi pene se desacoplo erupcionando mi semen sobre sus muslos y vientre, mientras ella lo esparcía como una crema humectante, allí quedamos rendidos y dormitando en aquellas sabanas húmedas de sudor y de otras cosas más,11a1b1c1d2 2a 2b 6a6aa 6b 7       que ricura con dr luis

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Mardi 12 mars 2 12 /03 /Mars 16:12

Hola soy catalina la o por lo redonda que soy pero cachonda como ninguna

El día de hoy, navegandoen la red, tropecé por casualidad con esta pagina web de relatos,llevada por la curiosidad, hacía click en todos los link que tiene,la verdad ya a mis cincuenta años, ya nada referente al sexo me sorprende; pero al llegar a la sección relatos, al ver la secciónmasajes de luis tuve una extraña sensación. Entré a esa sección y empecé a leer las experiencias que allí relataban, fuecuando me di cuenta que tenía el calzón mojado, hacía tiempo que no me pasaba esto, pues aparte que soy separada hace mucho tiempo,no he tenido mayores experiencias, pues soy una mujer gorda, tengo un enorme trasero y aún un buen par de buenas tetas, pero hoy por hoy el mundoes de las mujeres delgadas. Yo más bien trato de disimular mis abundantesatributos con unas ropas largas y bastante holgadas.Bueno retomando mi narración,cada vez me calentaba más, hasta que sentí todo mi cuerpo excitado. Yo no podía creer que una mujer pudiera tener sexo por dinero, pero en estos tiempo de la internet uno tiene todos los sentidos clavados en al pantalla de la computadora,no sentía el tiempo que transcurría. Solo veía y veía,sentía una humedad pegajosa entre las piernas, tenía la vagina inundada de fluidos...luis en verdad me transportá al verdadero paraíso, sintiéndome mujer por primera vez, anote su numero y lo llame luis puedes hacerme una seccion fotografica  despues luis se colgo de mis tetas con desesperación, se la chupé, se las lamí, se las mordí, como una bebe, y cuando la sentí jadear, de calentura, me sujete de sus muslos, sin dejar de succionar sus tetas porque me di cuenta que eso la calentaba más, moví mis manos con decisión y al no ver resistencia de su parte, me decidí a explorar con mis manos su intimidad, palpando lentamente llegué a una cueva oscura, olorosa y tibia y no resistí meter mis dedos en esa hendidura, cuando posé mis dedos en su vulva gorda y depilada, la sentí agitada y decidí probarla, traté de agarrar lo mejor que pude una teta en cada mano y baje la cabeza para alcanzar su sexo, y su panza suave y sudada me detuvo el paso, pero se me ocurrió buscar su ombligo entre los plieges y dejar mi lengua explorar todas sus carnes, hasta que se fue entregando en la cama, abriendose, dejándome...cuando mis ojos estuvieron frente a su sexo depilado, oloroso, pensé en cúan difícil me sería encontrar su clítoris que deseaba lamer, pero no fue así, separó las piernas ay vi una carnosidad roja, abundante, humeda,llamandome, y decidí buscar lo que deseaba con la lengua, lamí , mordi su gorda vagina con mordiscos suaves,y poniendo dura la lengua llegué a ese boton que pude mirar y era brillante y rico los succioné sin respiro, desesperada, sintiendola jadear, deseando comermela entera, cuando estaba a punto de acabar según yo, la acomodé en la silla más abajo para dejar libres sus nalgas y buscar con mi lengua su ano, ella adivinó mis intenciones y se puso de pie, dandose vuelta y dejando su culo en mi cara, afirmada en la silla y yo en el suelo, lamí su ano y traté de meter mi lengua en esa estrecha hendidura y mi cabeza en esas nalgas gigantes. Los jugos de su vagina inundaban su ano y yo lamia y me sabía a miel. En descuido se dio vuelta y rapidamente, tomó mi cabeza entre sus manos y me besó en la boca, comiendo sus propios jugos, me lamio la cara entera y empezó a morder mis verga y a bajar con desesperación hasta meterla toda en su boca que glotona movia mi verga entre su booca  luis quiero lecheeeeeeee damela toda y me vine en su boca y disfruto hasta la ultima gota de mi semen

 

vean los resultados que buen fotografo luis y ademas final feliz 

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Lundi 11 mars 1 11 /03 /Mars 19:39

Me llamo Laura. Hace ya tres años que vivo en Pampatar, y me encanta la isla margarita. Tengo 45 años, y trabajo de enfermera en un conocido hospital. Soy de piel clara, ojos verdes y cabello castaño y liso. De pechos perfectos y un culito pequeño pero respingón. Me da un poco de vergüenza describirme mi esposo vive en caracas

Y los fines de semana viene a la isla por cuestiones de trabajo no podía venir

Para sobrellevar mis ganas de sexo mantenía charlas telefónicas nocturnas muy calientes. En ellas me decía las ganas que tenía de follarme, y yo le sugería divertida que se masturbara para calmar su ansiedad. Él me respondía que ya lo hacía, pero que necesitaba inspirarse, por lo que me pedía que inventara historias en las que la protagonista era una versión de mí misma pero con la personalidad –y las vivencias- del personaje más excitante de cualquier película porno. Al principio mi timidez me lo impedía, pero poco a poco accedí a sus deseos. Tanto le gustaba a mi esposo que le relatara las experiencias indecentes que figuradamente tenía en su ausencia que muchas veces, mientras hablábamos por teléfono, se masturbaba hasta el orgasmo.

En una de esas largas charlas telefónicas me pidió que, para calentar sus noches de soledad, me hiciera sacar fotos desnuda por alguna amiga con una cámara de fotos (o incluso un video en el que se viera cómo me masturbaba). A él, claro está, no sólo le excitaría ver las imágenes, sino también imaginarse a una amiga mía (preferiblemente a una que estuviera bien buena) sacándome fotos eróticas. En ese momento estábamos masturbándonos al teléfono y, como estaba muy cachonda, acepté la propuesta, aunque después de hablar con él (y, sobretodo, después de correrme intensamente) me di cuenta de que era una locura, pues me daba vergüenza pedirle a cualquier amiga que me sacara ese tipo de fotos.

A la mañana del sábado siguiente me fui a comprar sigo el sambil.. Casualmente me encontré con un ex-compañero de trabajo (en realidad un antiguo medico residente) que era fotógrafo aficionado y que, de hecho, me había llegado a regalar alguna foto que creía que me podía gustar. Creo que cuando trabajábamos juntos él se sentía atraído por mí, pero nunca pasamos del tonteo (y no porque él no fuera atractivo, sino porque yo estaba muy enamorada del que ya entonces es mi esposo). Luis, que así se llamaba mi ex-compañero,. Yo estaba vestida con unos shorts vaqueros bien apretados con los que lucía mi culito y mis piernas, y llevaba una camiseta ceñida que a mi esposo le encantaba. Noté que Luis me admiraba de reojo, pero era un chico muy correcto y nunca me hizo sentir incómoda.

Como hacía tiempo que no nos veíamos, fuimos a tomar unas cervezas, y antes de que me diera cuenta llevábamos dos horas bebiendo y estábamos bastante borrachos. La conversación derivó hacia las fantasías sexuales típicas de los de los hombres y de las mujeres. Luis, desinhibido por el alcohol, me contó que siempre se había imaginado teniendo relaciones sexuales con dos chicas a la vez. Me reí y le dije que era demasiado tópico, y entonces él me preguntó que si era tan lista le contara cuáles eran las mías. Yo estaba muy cortada para contarle ninguna fantasía propia, así que me escabullí y le conté la fantasía-favor que hace unos días me contó mi esposo por teléfono, preguntándole en broma si estaría dispuesto a tomarme las fotografías desnuda él mismo.

Sorprendentemente, en vez de seguir tonteando en broma, me contestó muy seriamente que no era la primera vez que se lo pedían. Le había hecho el favor a un par de amigas suyas, y había quedado muy bien. Yo le miré incrédula, pero él me dijo que si quería podía contar con él, prometiéndome con una sonrisa que era un profesional y que nunca me incomodaría ni me pediría hacer nada que no quisiera. Le contesté enseguida que ni hablar. A mí me daría demasiada vergüenza y mi novio no lo aprobaría. Entonces él me contestó que podíamos hacer fotos muy suaves, solo con lencería, sin llegar a estar desnuda en ningún momento, y no pasar de ahí. “Es como verte en biquini, mujer”, me dijo. La verdad es que Luis es un tipo muy legal, con mucha elegancia y saber estar, y siempre me había inspirado un sentimiento de mucha confianza. En aquel momento, quizá embriagada por el alcohol, la idea me pareció aceptable, y él me acabó de convencer al decirme que así las fotos tendrían más clase. Me despedí de él emocionada, con una mezcla de excitación por la sesión de fotos, anticipando la reacción de mi esposo, y al mismo tiempo un poco asustada por la vergüenza que me podría dar que Luis viera aunque solo fuera en ropa interior.

Lo que quedaba de día lo pasé depilándome completamente (sí, completamente) y comprando nuevas piezas de lencería (monísimas, , que luciría en la sesión de fotos programada para las 8:30 de esa misma tarde.

Al llegar a casa el efecto de las cervezas se había diluido completamente, y pensé en que quizá estaba cometiendo una locura. Lo cierto es que me planteé anularlo todo. Me embargaban sentimientos muy profundos de miedo, pero también de emocionante excitación. Me preguntaba que pasaría cuando estuviera en lencería ante Luis. ¿Como reaccionaría él? ¿Como me sentiría yo desnuda ante un hombre atractivo y posiblemente excitado? ¿Era cruzar una línea que mi esposo jamás aceptaría?

Para darme valor me bebí lentamente casi media botella de vino mientras hablaba por teléfono con él. Le conté que me había encontrado y le expliqué entrado con Luis, y le expliqué detalladamente en lo que habíamos quedado. Él supuso que era simplemente una historia, quizá más light de lo habitual, que yo estaba inventando para ponérsela dura, pero le puso tan cachondo (seguramente porque le parecía más probable que las inmoralidades que se me ocurrían en otras ocasiones) que se corrió dos veces durante la conversación.

De nuevo afectada por al alcohol y excitada por la conversación, de reafirmé en la decisión de llevar a cabo la sesión.

Luis llegó puntualmente a mi apto, y al abrir la puerta Andrés vio en mi mirada que estaba a punto de echarme atrás, Antes de que pudiera contestar a Luis, me saludó con un beso en la mejilla y entró Mientras preparaba su cámara y su laptop, Luis me dijo que su experiencia le había enseñado que era habitual que una chica en ropa interior se sintiera incómoda o avergonzada al verse observada por un hombre vestido Me dijo que si  se quedaban también en ropa interior, el ambiente se relajaría mucho. La verdad es que sí estaba muy nerviosa y me pareció una buena idea, así que me tranquilicé bastante cuando  se quitó el interior, la camiseta y los jean. Al verlo en un atractivos slips negros bastante ceñidos, sentí un ligero cosquilleo.

Mientras yo también me quedaba en un sugerente conjunto de lencería azul, traté de sustraerme a mi incipiente excitación explicándoles que quería una sesión de fotos con gusto y, aunque excitantes, alejadas de pretensiones pornográficas. Quedamos en que las fotos no serían de desnudos totales sino de posados sugerentes en braguitas y sujetador. Me quedé en ropa interior y empecé a posar En la primera foto aparecía recostada sobre mi cama en actitud recatada exhibiendo mis piernas. En otra me senté de tal forma que quedaba a la vista una ligera parte de mi tanguita azul de encaje. En otra me levanté y me puse de espaldas, girando mi cabeza de forma sugerente mientras enseñaba mi culito y mi espalda. Luis me retrataba en diferentes posturas pero siempre con mucha clase. Cuando acabó la tanda de fotos, me quedé asombrada cuando me las enseñó. Parecían de una revista de moda de altos vuelos. Aparecía guapísima, seductora, sofisticada, sexy… me encantaba el resultado.

Fui al baño a ponerme otro conjunto (un picardías de noche de color oscuro muy insinuante). Todo estaba yendo bien. Luis era un sol, Y además yo también le estaba viendo semidesnudos, lo que cada vez me gustaba más.

En la segunda tanda me animé con posturas un poco más atrevidas. Estaba un poco borracha y había perdido el miedo inicial, por lo que me atrevía a ponerme a cuatro patas, abría un poco más las piernas, me inclinaba hacia delante para que se me viera el escote…A veces me colocaba como una putita y miraba a la cámara, excitándome al pensar lo caliente que pondría a mi esposo y, no podía negarlo, al pensar en lo que estaría sintiendo Luis me dio una rosa que me había enviado mi esposo, para que jugara con ella pasando los pétalos por mi cuerpo. Andrés hacía fotos sin parar, y cada cinco o seis fotos y yo cambiaba de una postura sugerente a otra. La verdad es que me estaba poniendo cachonda. Cada vez les miraba el paquete con menos disimulo y me daba la sensación de que se estaban dando cuenta.

Cuando estábamos a punto de acabar la segunda tanda de fotos, Luis me propuso que me quitara la parte de arriba del picardías y me quedara en top-less . Era un paso que en principio no quería dar, pero antes de que le contestase me dijo que me podría tapar los pezones con las manos. Ese tipo de fotos aparecía hasta en las revistas femeninas más lights, así que, quizá afectada por mi excitación y por el vino, no le dije nada y me quité el top de seda. Rápidamente me cogí los pechos con las manos para ocultar mis pezones, aunque les había dado tiempo de sobras de verlo todo, lo que sorprendentemente me gustó imaginar. En las siguientes fotos a veces les daba la espalda y a veces me tapaba las tetas con las manos, aunque otras veces dejaba que se viera un poco una aureola para resultar más excitante. Luis sonrió al verlo, pero siguió haciendo fotos como si nada. En cualquier caso mi técnica estaba provocando un potente efecto secundario; me encanta que me soben las tetas, y la ligera presión de mis manos sobre mis pezones hizo que empezara a mojar mis braguitas…

Estaba realmente caliente cuando Luis sugirió que acabáramos la tanda y me cambiara de conjunto. Me levanté con las piernas temblando y le dije que ok. Aquello estaba empezando a írseme de las manos, así que le propuse que la tercera tanda de fotos fuera la última. “Como tú quieras”, me dijo, sin sonar convencido.

Al entrar en el baño me miré al espejo. Estaba espléndida. Me puse cachonda otra vez sólo al darme cuenta de todo lo que estaba haciendo. Pensé en masturbarme rápidamente antes de volver a salir, pero en ese momento vi en el reflejo del espejo que la puerta del baño se había quedado mal cerrada. Me quedé con la boca abierta al ver como Luis estaba embobados mirando las fotos de la última tanda, sobándose la verga dentro de su slip al verme en la pantalla del portátil de Luis. La sensación que tuve fue indescriptible. luis, se bajó un poco el slip y sacó una verga enorme, depilada y completamente empinada. Pensando que desde dentro del baño no podía verle, empezó a pajearse compulsivamente observando mis fotos.

Aquello me puso tan cachonda que, sin dejar de mirarle, empecé a acariciarme el coño. La verga estaba brillante, y palpitaba con cada sacudida de su mano. Me aparté las braguitas y me metí un dedo susurrando de placer, temerosa de que se diera cuenta de que le estaba observando. “¡Qué buena está, joder!”, le oí jadear justo antes de correrme. Una convulsión recorrió todo mi cuerpo mientras me mordía el labio para no gemir. Me apoyé en la pared para no derrumbarme en el suelo, mirando todo el tiempo la verga de luis. Le observé unos segundos más y vi que, como estaba a punto de correrse él también, bajaba el ritmo de su masturbación.

Reponiéndome de mi orgasmo, tuve una idea irresistible. Observándoles por el reflejo del espejo, hice un pequeño ruido fingiendo que cerraba mi estuche de maquillaje. Como esperaba, lo oyo perfectamente y vi como su cabeza se giraban hacia el baño. En ese momento aparté mi mirada rápidamente y llevé la vista al frente como si nada. El corazón me latía a mil por hora; Estaba completamente segura de que ahora me estaban observando recreándose en mi minúsculo tanga y pensando que yo no sabía que podían verme. Evitando la tentación de descubrirme mirando hacia su reflejo, me incliné hacia delante y empecé a bajarme lentamente las bragas. Mientras el tanga, empapado por mi orgasmo, se deslizaba entre mis rodillas, pensé en la imagen que les estaba ofreciendo. Mi coñito totalmente depilado y mi culito virgen apuntaban directamente hacia ellos, mientras que en el espejo podían ver reflejadas mis tetas, que se balanceaban al estar yo arqueada hacia delante. Cachonda de nuevo, me vestí lentamente con unas braguitas blancas, un conjunto de medias y liguero del mismo color y una minifaldita de colegiala por encima. Decidí seguir sin sujetador. Les dejé claro que iba a salir del baño apagando la luz con tiempo y mirando hacia otro lado al salir. Cuando le observé hizo como si nada hubiera pasado, como sospechaba. luis, que fingía observar el suelo para evitar cruzarse con mi mirada, volvía a tener la verga en los calzoncillos, pero el bulto que se veía debajo delataba su excitación. se limitó a decirme que podíamos seguir. Mientras tanto, yo ya no hacía ningún esfuerzo por cubrirme las tetas. Estaba casi desnuda como si nada, y aunque el no hizo ningún comentario, cada dos por tres sus miradas se dirigían a mis pechos sin que pudieran evitarlo. Me encantaba.

Empecé a posar como una profesional. Me puse a cuatro patas y me levanté la minifalda, mirando traviesa a la cámara. Cuando luis se acercaba a medir la luz, podía ver perfectamente la forma de su dura verga debajo de su ropa interior, a escasos centímetros de mí. Me estaba poniendo a cien otra vez. “¿Porqué no simulas que te acaricias un poco por encima de las braguitas?”, me dijo de repente Luis

Me quedé cortada. Hasta ahora todo había sido un divertimento muy excitante, pero ahora estaba jugando con fuego y corría riesgo de quemarme. “¿Eso le va gusta a mi esposo?”, pregunté como una tontita para ganar tiempo. “le va encanta. Seguro que a tu esposo le vuelve loco”. No me lo tuve que pensar mucho. Le dije que fingiría que lo hacía y empecé a tocarme ligeramente. Los ocasionales temblores de mis piernas debían delatar que mi masturbación no era del todo simulada, pero intentaba controlarme lo mejor que podía.

En ese momento la dinámica empezó a cambiar. Luis dejó de hacerme sugerencias, y empezó a darme órdenes. Me decía que separara las piernas, que me sobara las tetas, que abriera la boca, que me chupara un dedo mirado a la cámara… y que no dejara de tocarme. Yo empecé a obedecerle sin rechistar, mientras Luis lo miraba todo con el slip a punto de reventar.

“Quítate las bragas” me dijo entonces en un tono serio, grave, imperativo. Yo me quedé mirándole, pero estaba claro que era una orden, así que me las empecé a quitar. “Así no”, me dijo. “Despacio, sonriendo a la cámara”. Lo hice como me ordenaba. “Ahora date la vuelta y deja caer tus bragas hasta las rodillas. Inclínate enseñándome el culo y acaríciate el ano”. Le obedecí sin rechistar, no fuera que se enfadara. “Bien”, me dijo mientras tomaba fotos sin parar.

De repente apartó la cámara y empezó a quitarse los calzoncillos. Le miré con los ojos como platos, y me dijo que si me desnudaba yo lo mejor era que se desnudaran todos, para que no estuviera incómoda. Tenía la verga totalmente empinada, y unas gotitas de líquido preseminal le resbalaban por el prepucio. Sin embargo, hizo como si todo fuera muy normal y volvió a coger la cámara para seguir tomando fotos.

“Voy a proponerte unas situaciones para que te metas en el papel”, me dijo entonces, mientras yo intentaba disimular mi propia excitación. “Quiero que te imagines que estás en esas situaciones, y así podrás actuar ante la cámara y las fotos saldrán mejor, pero mientras tanto es importante que no dejes de tocarte si no te lo digo, ¿de acuerdo?”. Me limité a asentir con la cabeza.

“Estás con tu esposo. Le han encantado las fotos. Se arrodilla delante de ti y empieza a comerte el coño”. Mientras me frotaba ligeramente mi sexo húmedo, ahora totalmente expuesto a sus fotos, no pude evitar gemir ligeramente al oírle. Cerré los ojos mientras me masturbaba imaginando la situación.

 “Ahora te pide que le comas la verga. Ponte a cuatro patas y cierra los ojos, imaginando que te coge la cabeza y te folla la boca”. luis se acercó a medir la luz de nuevo. Él también estaba ya totalmente desnudo, y su enorme pene, completamente duro, quedaba ahora expuesto a escasos centímetros de mí. Yo intentaba no mirarlo, pero no pude evitar notar como se movía arriba y abajo mientras se agachaba a mi lado para hacer las fotos. Cerré los ojos de nuevo imaginando la escena que me había relatado Luis Cuando abrí los ojos me sorprendí de nuevo. Luis hacía fotos con una mano, y con la otra se estaba haciendo una paja como si nada. Inmediatamente miré a Luis, que se acariciaba la verga mientras me miraba tímidamente. En ese momento me desinhibí y me empecé a masturbar profundamente. Ni siquiera me molesté en no gritar cuando me corrí delante de Luis.

Luis, sin inmutarse, siguió subiendo de nivel. “Quiero que te imagines que te amenazo con publicar estas fotos a no ser que nos obedezcas. Quiero que pienses que te ordeno que dejes que te folle yo. Tú obedeces como una putita, temerosa de que las fotos se hagan públicas”. Aquél cabrón consiguió ponerme aún más cachonda. Me retorcía de placer como una poseída mientras observaba como sus manos resbalaban sobre su pene.

 “Eso es. Ahora quiero que te imagines que enseño las fotos en tu trabajo a tus jefes. Ellos te llaman a su despacho, y te obligan a que dejes que te follen allí mismo como la guarra que eres. Tú les suplicas que no lo hagan, pero te empiezan a sobar amenazando con despedirte y con enviar las fotos a todo el mundo si no cooperas”.

En ese momento Luis se masturbaban a toda velocidad. Luis no dejó de pajearse mientras estaba junto a mí, jadeando y observando descaradamente como mi dedo entraba y salía de mi coño. La visión de su miembro era intoxicante. Cuando se retiró, su verga me rozó un pecho, y me estremecí de placer. “Métete un dedo en el culo”, dijo Luis. Yo me habría metido un vibrador entero, así que le obedecí complacida. No era más que una actriz porno a su total disposición.

“Eres una puta”, susurró. “A partir de ahora podemos hacer contigo lo que queramos. mientras me metía los dedos a la vez en el coño y en el culito, gimiendo sin ningún recato

Me corrí por enésima vez imaginando una vida de lujuria interminable. A cuatro patas grité, gemí y me retorcí. Cuando, agotada, abrí los ojos, Luis estaban en frente de mí, masturbándose aún, aunque ahora muy lentamente. Su verga casi rozaban mi cara. Andrés seguía con la cámara en la mano, fotografiando la escena. “¿Aquí ha acabado todo?”, me pregunté. “La verdad es que ha sido increíblemente excitante, pero aún no he cometido ningún error irreparable. Al fin y al cabo, ni siquiera nos hemos tocado. Podríamos separarnos ahora mismo habiendo compartido una experiencia especial, pero sin haber ido demasiado lejos. Seguramente sería lo mejor”, pensaba mientras su verga se balanceaban lentamente delante de mis ojos.

Luis apartó la cámara de su cara, me miró a los ojos y, con infinita paciencia y el tono condescendiente con el que se habla a las niñas pequeñas, me dijo “¿A qué esperas para empezar a chupárla?”.

Sonreí pensando que ya era hora, mientras cerraba los ojos y abría la boquita…y me metia la verga de luis me la mamme divino y le pedi luis follame ya no aguanto esta fantasia hasme tuya

Y luis me hizo la puta mas feliz259156125915622591563259156425915652591566259156725915682591569 

Par Dr luis miguel Hernandez - Publié dans : sexualidad
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