Tube una celebracion de bodas de oro y mi marido al siguiente dia me regalo unos masajes con luis ya a mi edad acepte con
recelo nunca pense que mi marido de 72 años me hiciera semejante regalo pero ya con mas de 10 años sin saber lo que es sexo me anime ya que esto lo habiamos discuitido varias veces pero por la
moralidad no me habia dado el si Le dije que la primera vez quería hacerlo más “tranquila”,
para relajarme un poco más y tomar confianza. Luego iríamos aumentando el ritmo. Me dijo que no tenía problema, y que esperaba pasar una tarde excelente. Me preguntó si prefería arrancar con
fotos y masajes o darnos una ducha o en la cama o exteriores, a lo que respondí que sería más cómodo en la cama, pero que luego podríamos hacerlo en el baño.Comenzó quitándome la ropa que llevaba puesta, y
luego quede en un linda lenceria blanca. luis te doy el privilejio de desnudarme completamente Cuando le bajé su calzoncillo, vi su enorme serpiente . No estaba erecta aún, pero tenía un buen
tamaño. No sólo era larga, sino también gordaLe pedí que me hiciera un masaje Me acosté
boca abajo y él se arrodilló en la cama, con una rodilla a cada lado de mi cuerpo, a la altura de mi culito. Colocó sus manos sobre mis omóplatos y empezó a moverlas en círculos. Tenía manos
fuertes, y yo sentía todos mis músculos doloridos. Fue bajando por zonas. Luego masajeó mi cintura durante unos minutos, para luego volver a subir, pero a mi nuca. Me encantaban sus masajes.
Luego quitó una mano, e inmediatamente sentí su pene en la entrada de mi vagina. Lo metió de manera suave. Me gustaba como me lo estaba haciendo, ya que no tenía energías para un sexo salvaje y
desenfrenado. Además, estaba tendida en la cama, de modo que no tenía que hacer fuerza para mantenerme. Luego me dio media vuelta y me penetró por adelante. Yo gozaba de su bombeo lento. De vez
en cuando, soltaba un gemido de placer. Él recorría mi cuerpo de manera sensual, como si fuéramos amantes. Luego me incorporé, para quedar sentada, con mis piernas rodeando su cuerpo, que se
encontraba arrodillado en la cama. Lo masturbé suavemente, manoseándole sus huevos también. Él me besó, y yo le correspondí el beso
Me la metí su serpiente en la boca y comencé a chupársela lentamente. El tomó mi cabeza con sus manos y acompañaba mi
movimiento. Su pene comenzó a aumentar en tamaño, hasta convertirse en la bestia de 18 centímetros que había visto por las fotos que le enviaba a mi marido para que me las enseñara y
motivara. A los 5 minutos, me dijo que me levantara. Me quitó el corpiño y la tanga. Me acostó en la cama, boca arriba, y comenzó a lamerme mi coño depilado. Era muy hábil. Yo comencé a moverme
en la cama, y largaba algún gemido de vez en cuando. Metía su lengua y me rozaba las paredes interiores. Luego comenzó a meterme dedos, primero uno, después dos, luego 3. La estaba pasando de
maravilla. Luego se detuvo para levantarme y darme vuelta. Me puse en 4 patas y él se colocó detrás de mí. Le pedí que me lo hiciera despacio la primera vez, y que me dejara llevar el ritmo a mí.
Aceptó sin ningún problema. Tomé su miembro y lo coloqué en la entrada de mi vagina. Me eché un poco hacia atrás para comenzar a penetrarme. Era gigantesco. Logré meter la cabeza, y luego se la
solté. Seguí yéndome hacia atrás, haciendo que cada vez fuera mayor la proporción que tenía en mi interior. Tenía que hacerlo lentamente, porque era demasiado grande para mí. Una vez que sentí
que tocó fondo, comencé a moverme de adelante hacia atrás, bien lento. Algunos gemidos empezaron a salir de mi boca. luis colocó sus manos en mi cintura, bien afirmadas, para acompañar el
movimiento. Comencé a aumentar el ritmo a medida que el dolor disminuía y el placer aumentaba. No llegamos a hacerlo muy rápido, pero era un buen comienzo. Estuvimos así durante casi 10 minutos,
hasta que le dije que estaba por correrme y que quería hacerlo en su cara. me separé de él y luis se acosto y yo encima de el me masturbe hasta sentir un rico orgasmo en su cara y llenarlo de mi
humedad
Me preguntó cómo había estado la primera vez, a lo que respondí que me había encantado, pero que aún quedaba mucho más.
Quedamos tendidos en la cama durante unos minutos, hasta que se levantó y me dijo que lo acompañara al baño.
Nuevamente me pidió que se la chupe, para volverla a su estado de erección. A los dos minutos ya la tenía grande de
vuelta. Nos metimos en la ducha y dejamos caer la lluvia de agua la cual refrescaba nuestros cuerpos. Me tomó por atrás, me inclinó un poco hacia adelante y me pidió que arqueara un poco la
cintura. Luego sentí su pene rozar mis labios vaginales, los cuales no tardaron en ser atravesados por ese enorme miembro. El placer volvió a mí, mientras las gotas frescas de agua me quitaban el
calor y el sudor. Sus manos masajeaban mis tetas. El ritmo lo llevaba él, pero no era mucho más acelerado que el que veníamos teniendo hacía unos minutos en la cama. Luego sacó su pene de mi
interior y me dio vuelta. Me levantó una pierna y me introdujo su pene. Me dijo que lo abrazara con mis piernas y brazos, que él me sostendría. Hice lo que me pidió, y a los pocos segundos estaba
colgada de él como si fuera un mono en un árbol. Ahora el ritmo era un poco más acelerado. Lo miré y lo besé. Si bien sentía un poco de dolor, el placer era superior. Yo me corrí estando colgada
de él, pero él siguió un poco más hasta que se vino. Le dije que podía correrse dentro de mí, y así lo hizo. Sentí toda su leche caliente en mi interior. Cuando volví a apoyar mis piernas, éstas
temblaban un poco, y de mi coño chorreaba una mezcla de semen y fluidos vaginales. Salimos de la ducha y nos secamos rápido. Volvimos a la cama para reponer energías.
No llegamos a reponernos mucho, porque a los 10 minutos ya estábamos haciendo un 69. Yo no podía chupárselo bien porque
el placer que me proporcionaba era demasiado, y no podía concentrarme en mamárselo. Después de unos minutos, me recosté boca arriba ya abrí las piernas, dejándole mi coñito a su disposición. So
colocó frente a mí y me insertó su verga descomunal. Ésta vez el bombeo era fuerte y duro. Se oían mis gemidos de placer, con el golpeteo de sus huevos chocando contra mí como fondo. Me dolía un
poco, pero no quería que pare. Me tomaba de mis piernas para darme con más fuerza. Luego me puso de costado y se acostó detrás de mí. Volvió a meter su pene, y siguió cogiéndome duro. A los 5
minutos yo me corrí nuevamente, pero él siguió un largo rato hasta que le vinieron las ganas de expulsar leche. Volvió a hacerlo en mi interior. Me gustaba sentir su leche dentro de mí,
pero estaba cansada y me dolía el cuerpo un poco.
estaba acostada boca abajo, y luis estaba encima de mí cogiéndome como un perro excitado. Me lo estaba haciendo muy duro.
Yo gritaba, un poco de dolor y un poco de placer. Luego me tomó y se acostó boca arriba, sentándome encima de él. Me movía de arriba abajo como si fuera un muñeco de trapo. Luego de un tiempo
así, me acostó boca arriba y se arrodilló, dejando su pene a la altura de mi cabeza. Se masturbó bien duro hasta que expulsó su semen sobre mi cara. Tenía leche en mi boca, mis cachetes, mi
cabello, para luego meterme su pene en mi boca. Se lo chupé durante unos minutos y luego me puso en 4.
Me metió su pene de un saque, y comenzó a bombear muy duro. Le dije que me dolía queme estaba haciendo daño, pero no pareció importarle. Mientras bombeaba, me metía sus dedos en mi ano. Era
rico, pero aún me dolía mi coño. Luego sacó su pene y lo puso en la entrada de mi ano. Le pedí que me lo hiciera despacio, pero se rió. Escupió mi ano y volvió a meter su dedo. Lo sacó para
reemplazarlo por su pene. Un grito de dolor salió de mí. T. Sentí como me quemaba el roce de su pene en mi culito. Me lo hacía muy duro, y me costaba aguantar los gemidos. Luego comenzó a sacarlo
y meterlo en mi vagina, y luego lo sacaba y lo volvía a mi ano, y así durante un rato largo. Ya hacia el final comenzaba a doler menos y a disfrutar más. Sentía que mi ano se había agrandado
mucho. Luego se corrió en mi ano. Me incorporé para dejar caer el semen. Noté que también caían algunas gotas de sangre. Me había herido el culo! Mis piernas temblaban, me dolían ambos agujeros y
me costaba moverme.
Yo estaba tendida en la cama, boca arriba, con mis piernas abiertas, y sentía su respiración agitada sobre mi
rostro. Me estaba dando duro, pero no tanto como antes. Me daba con tanta fuerza como para que yo sintiera placer, al borde de comenzar el dolor, pero sin llegar a éste. Me encantaba que me lo
hiciera de esa manera. Luego me levanté y me puse en 4. Él se colocó detrás de mí y me la metió de un solo golpe. Ya tenía la vagina dilatada, así que no me dolía. Me tomaba de la cintura, y cada
tanto hacía un recorrido por mi cuerpo hasta llega a mis tetas. Yo gemía para él. Era puro placer. Luego me tomo firmemente y se echó de costado, tirándome a mí también. Quedamos los dos
acostados de lado, él detrás de mí. Volvió a introducir su pene en mi vagina, mientras me metía sus dedos humedecidos por su saliva en mi ano. Luego sacó su pene, para metérmelo en mi culito.
Ésta vez lo gocé más, tal vez porque estaba un poco más despierta que la vez anterior y porque ya sabía lo que se sentía tener ese enorme pedazo en mi ano, pero lo disfrutaba. Luego se recostó
boca arriba, y yo me senté encima de él. Siguió dándome por mi ano, hasta que se corrió entro de mi culito. Yo se la saqué y me la metí en mi concha. Lo cabalgué durante unos cinco minutos hasta
que sentí que me venía. Me separó de su cuerpo y me recostó boca arriba. Se colocó enfrente de mí y comenzó a frotar mi clítoris. Lo hacía con mucha rapidez. No aguanté más de dos minutos y me
vine en su cara. Un gran chorro de fluidos se escapó de mi vagina, y le sucedieron algunos más, pero de menor potencia. Ambos estábamos llenos de leche, él en su rostro y yo en mi ano (y mi cara
aún no estaba completamente limpia, había quedado un poco pegajosa). Me dolía todo el cuerpo, principalmente
mi vagina y mi ano; estaba agotada.. Después él tomó su pene y se masturbó rápidamente, hasta que se vino. Yo le entregue mi carita, que quedó tapada por su leche casi en su totalidad.
Luego de eso, se levantó y se vistió.
