El Curriculo

Estaba muy aburrida frente a mi pc coloque en google masajes al chocolate en isla margarita y me aparecio http://www.vivastreet.com.ve/masajistas+margarita/masajes-al-desnudo-para-mujeres-mayores-de-50/69537946

le solicite al masajista que viniera a mi casa mi vagina necesitaba un rejuvenecimienton

luis llego a mi casa en la asuncion lo hice pasar coloco sus aparatos y procedio a darme unos ricos masajes y a depilar mi sexo que sensacion mas rica

yo estaba totalmente cachonda esperando mi final feliz  

Cuando luis terminó su trabajo se desnudo y me abrazó  y coloco un pañuelo al rededor de sus ojos pude notar su pene en erección contra mis nalgas, restregó su cuerpo contra mi y abrazándola desde atrás la llevó hasta el cuarto de baño. Ella no sabía que pretendía llevándola fuera de la habitación, pero despejó todas sus dudas cuando una vez cerca de la bañera él abrió el grifo y la hizo meterse.

Estaban ambos debajo del chorro del agua cuando él, siempre detrás de ella, empezó a jabonarle todo su cuerpo. Estar detrás de ella le daba sensación de poder, de llevar el mando de la situación, además de darle la oportunidad de poder restregar su pene contra las nalgas de ella, que tanto le excitaba.

Empezó a darle jabón desde el cuello, lo hacía recreándose en ello, haciendo infinita cada caricia, ella disfrutaba sin saber que hacer con sus manos, él no le permitía tocarlo. Sus caricias cobraban intensidad a la vez que descendían por su cuerpo. Con las piernas abiertas le permitía acariciar cerca de su clítoris, donde no tardo en llegar e hizo que saliera de su boca un tímido gemido de placer, seguía acariciándole los labios y de vez en cuando dedicándose a su clítoris. En el momento menos esperado ella sintió como le penetraba con un dedo -ahhhhhhh!-, esta vez el gemido fue más intenso, ella se sentía excitadísima, absorta en disfrutar del momento, se excitaba más por momentos y al primer dedo le siguió el segundo y sin dar tregua un tercero que le hizo gemir aun más intensamente -ahhhhhhhhhhhhhh!, a punto de llegar al éxtasis, mientras él se regodeaba acariciando aquel cuerpo que ahora era solamente suyo. El sacó sus dedos mientras con la otra mano seguía acariciando la nuca de ella, y le mandó callar cuando rota por la excitación le pedía que continuase.

- ¡Sigueeeee!, ¡por favor!, ¡sigueeee!, ¡nooooo! – Calla!, mujer!, te gusta demasidado!

Se separó de ella un instante, que la desconcertó, no podía ver donde estaba o que intentaba hacer, sin embargo disipó toda duda cuando sintió que le sujetaba por la cintura, le giraba e inesperadamente le clavaba su pene dentro de la vagina y lo sacaba nuevamente, solo necesitó que él repitiera esto un par de veces más para sentir que le flojeaban las piernas y el primer orgasmo de la tarde recorría su cuerpo.

Él mantenía su erección mientras salían de la ducha y le secaba todo su cuerpo, ella seguía con los ojos tapados, sólo podía sentir como le recorría con la toalla y como cada caricia seguía excitándole cada vez más, terminaron de secarse y le condujo de nuevo hasta la habitación, una vez allí le dijo que era su turno y le pidió que se arrodillase, ella ya sabía lo que tenía que hacer. Sintió como algo rozaba su cara, sin poder usar las manos sólo podía esperar a que él decidiese acercárselo a la boca, así lo hizo.

Ella lamía la punta de lo que sin duda era la verga de él, estaba muy suave y ella disfrutaba de la situación, de vez en cuando dejaba resbalar sus labios a lo largo del pene para metérselo en la boca y acariciarlo dentro con la lengua, la metía y sacaba de la boca, él sujetaba su cabeza, aumentando el ritmo. Notaba que cada vez estaba más dura, él estaba excitadísimo y ella sentía que se correría de un momento a otro.

Era él quien dominaba la situación, quien agarrándola de la cabeza imponía el ritmo de la mamada, notaba como la polla llegaba a tocarle la garganta y le producía alguna arcada que aguantaba para complacer a su amante y porque le encantaba tener dentro de la boca aquella polla que aun no había visto, unos segundos después ella tenía la boca llena de una inmensa corrida, que no dudó en tragarse completamente. Después, sin necesidad de que él lo pidiese, comenzó a limpiar su pene con delicados lametones que no dejaban que la erección de él llegase a su fin.

La levantó del suelo y la sentó a su lado en la cama, abrazándola, una sonrisa de cada uno bastó para dar a entender al otro que había sido genial, pero que ambos querían más, se recostaron en la cama

 

 

 

 

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Dim 27 oct 2013 Aucun commentaire