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Leon Fantasia Gay

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Edad:
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Estatura:
1,60 mts
Color de Cabello:
Negro
Peso:
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Teléfono:
0414-483.14.59 
E-mail:
luisleon581@gmail.com
 
 

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Samedi 15 juin 6 15 /06 /Juin 17:56

Me anime a probar el sexo oral con chocolate

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sobre la mesa de la cocina que estaba detrás de mí, y me bajaste un tirante 
del vestido, mientras me besabas en el cuello; otro beso en el cuello, y otro 
tirante bajado. El vestido cayó al suelo y me quedé sólo con las bragas, muy 
despacio empezaste a descender por mi cuello beso a beso hasta alcanzar mis 
senos, mojaste tus dedos en tu copa de cava y marcaste un circulo alrededor de 
mis pezones que se erizaron ante aquella agradable caricia. Luego con la lengua 
borraste el circulo marcado lamiendo el cava, aquello me excitó y sentí como mi 
sexo se humedecía, la comida afrodisiaca había echo su efecto. Continuaste el 
camino hacía abajo, besando mi tórax, descendiendo hasta mi vientre y de nuevo, 
volviste a mojar tus dedos en el vino, marcaste un circulo alrededor de mi 
ombligo y con la lengua los borraste lamiendo el frío liquido. Suspiré excitada 
y me dejé llevar por las sensaciones. Me hiciste tumbar sobre la mesa de la 
cocina, y cogiendo las bragas por la goma empezaste a quitármelas con lentitud, 
bajándolas por mis piernas tan despacio que el camino se me hizo interminable. 
Te las guardaste en el bolsillo del pantalón, cogiste la copa de vino y echaste 
un poco del frío líquido en mi ombligo. Al sentirlo suspiré excitada y sentí tu 
boca alrededor de mi ombligo bebiendo. Echaste un nuevo sorbo y volviste a 
sorberlo. Otro sorbo más, está vez se escaparon unas gotas descendiendo hacía mi 
sexo, produciéndome una agradable sensación. Sorbiste el jugo y luego con la 
lengua reseguiste la gota que había resbalado hasta llegar a mi sexo. Sentí tu 
lengua rozar mi clítoris, y me estremecí. Te arrodillaste entre mis piernas y 
dejaste que apoyara las piernas sobre tus hombros. Echaste un nuevo sorbo de 
cava sobre mi pubis y descendió hasta mi clítoris, su frescor me excitó, tenía 
fuego entre las piernas pero el húmedo líquido no lo iba a apagar. Acercaste tu 
boca a mi clítoris y lamiste el jugo, gemí excitada y continuaste lamiendo mi 
clítoris, lo mordisqueaste y lo chupaste. Empecé a estremecerme, mientras tú 
lamías y mimabas mi clítoris. Seguiste hasta mis labios mayores, y los lamiste, 
luego lamiste mis labios menores y sentí como tu lengua húmeda se introducía en 
mi vagina, lo que me produjo un nuevo espasmo de placer. Tu lengua comenzó a 
moverse como un pequeño pene, dentro y fuera, fuera y dentro, produciéndome 
oleadas de placer, llenando mi sexo de esa maravillosa sensación que poco a poco 
se esparce por mi cuerpo, de ese calor que sólo tú sabes calmar. Estaba a punto 
de correrme, cuando te detuviste, te pusiste en pie, acercaste tu boca a la mía 
y te abracé, nos besamos y abrazados nos incorporamos. Seguimos besándonos, 
jugueteando con nuestras lenguas, chupeteé tus labios, los mordí, me vuelven 
loca, lo confieso.descendí entonces hacía tu sexo frente al que me arrodillé,te desabroché el cinturón del pantalón, luego el botón, la cremallera y te quité los pantalones. Tiré de los calzoncillos y también te los quité. Tu pene se 

mostró altivo y erecto frente a mi cara, lo cogí por la base y lamí el glande, 
te miré a los ojos y tu también me miraste. Había una copa de mousse sobre el 
mármol así que me levanté y la cogí acercándola, introduje dos dedos en ella 
extrayendo un poco, que unté sobre tu pene por completo, embadurnándolo todo. 
Acerqué mi boca a tu verga y empecé a chuparla, lamiendo la mousse de chocolate, 
sabía deliciosamente sobre aquel original recipiente, así que lamí con esmero de 
arriba abajo y de abajo arriba, sin dejar un solo centímetro sin lamer. Era 
delicioso. Cuando terminé cogí otro poco de mousse y repetí la operación 
embadurnando de nuevo el erecto miembro, y de nuevo procedí a lamerlo milímetro 
a milímetro, sin dejar rastro del sabroso manjar. Te miré y vi la expresión de 
placer dibujada en tu cara, te estaba gustando. Confieso que me sentí más mala 
que nunca, pero me encanta verte disfrutar y sobre todo me encanta hacerte 
disfrutar. Saqué tu sexo de mi boca y me miraste, me puse en pie, te abracé y te 
susurré al oído:quiero sentirte.Volvimos a besarnos apasionadamente. Subí mi pierna derecha hasta tu cintura, me tenías abrazada para que no cayera, sentí tu sexo en las 

puertas de mi vagina, lo rozaste suavemente haciéndome gemir una vez más. Estaba 
deseosa de sentirte dentro, pero tu decidiste alargar la tortura. Nos besamos, 
sentí tus dedos acariciando mi sexo, introdujiste uno que resbaló suavemente 
gracias a la humedad, luego introdujiste otro, los moviste en sentido rotatorio 
hacía un lado y hacía otro. Yo con mi mano busqué tu sexo, lo acaricié y
mirándote a los ojos te supliqué:Venga, cariño.Pero decidiste ser malo conmigo, y confieso que me encanta que lo seas. Acariciaste mi seno con delicadeza, mientras dejabas que tu pene 

descansara a la entrada de mi sexo. Te deseaba tanto, pero dejaba que me 
torturaras, porque me encanta. Entonces, sentí tu sexo pujando por penetrarme, 
sentí como introducías el glande, pero sólo fue un momento, antes de que pudiera 
empezar a gemir de placer, lo sacaste.

- ¡Qué canalla eres! – te dije mirándote a los ojos, 
acercaste tus labios a los míos y me besaste, introdujiste tu lengua en mi boca 
y lamiste todos mis dientes. Yo me sentía a cien, el fuego ardía cada vez más 
fuerte en mi interior.

Otra vez, me hiciste el mismo juego, introdujiste el glande 

apenas unos segundos y los sacaste, yo me impacientaba. Con mi pierna te rodee 
por el culo, volviste a introducir tu glande y yo te apreté, para que esta vez 
no lo sacaras. Comprendiste lo que deseaba y empezaste el vaivén, despacio y con 
calma, haciendo que tu sexo entrara y saliera de mí lentamente. Enseguida empecé 
a sentir esa sensación de placer que sólo tú me sabes provocar, un cosquilleo 
maravilloso, que llena todo mi cuerpo, y me llena de ti. Te sentí en todos los 
poros de mi piel y sentí como mi cuerpo bailaba con el tuyo este baile de 
placer. Nos besamos, nos abrazamos, nos sentimos. Sentí tu sexo entrando y 
saliendo, hinchándose de placer dentro de mí. Pero repentinamente lo sacaste.

¿Qué haces?.
Espera – me cogiste en brazos y me llevaste hasta la 

habitación.

Me echaste sobre la cama con cuidado, te quitaste la camisa 
que aún llevabas puesta, mientras yo me acostaba, luego te acercaste a mí y 
empezaste a besar mi cuerpo muy despacio, primero un pie y luego el otro, 
ascendiendo por mi espinilla hasta la rodilla e hiciste lo mismo con la otra 
pierna. Suspiré sintiendo tus besos sobre mi piel que se erizaba con cada uno de 
ellos. Seguiste ascendiendo desde mi rodilla, por mi muslo beso a beso, hasta 
alcanzar la ingle, repetiste la operación con la otra pierna, mi cuerpo se tensó 
de deseo. Esquivaste mi sexo y continuaste tu camino ascendente por mi vientre, 
hasta alcanzar mis senos que lamiste y chupaste a tu antojo. Te detuviste largo 
rato a chupetear y morder mis tetillas, arrancando gemidos de placer de mi 
garganta, haciendo que me estremeciera de placer al sentir tu lengua y tus 
dientes alrededor de mis sensibles pezones. Estuve a punto de tener un orgasmo, 
pero tu supiste parar a tiempo. Confieso que a veces conoces mejor mi cuerpo que 
yo misma.

Me besaste entonces y te arrodillaste sobre mi cara, 

apuntando con tu verga a mi boca. Cogí el erecto pene con mis manos y empecé a 
lamerlo, primero chupé el glande pasando mi lengua sobre él como si fuera un 
helado, después descendí por el tronco hasta los huevos, que también lamí y 
chupeteé. Los besé con ternura y volví a lamerlos para ascender de nuevo por el 
tronco hasta el glande y así meterme gran parte de tu erecto aparato en la boca. 
Empecé a chuparlo como si fuera un caramelo, mientras te miraba a los ojos 
fijamente, tú también me mirabas. Sé que te encanta mirarme a los ojos cuando te 
la chupo, y debo confesar que es en ese momento cuando me siento más mala. Me 
encanta chupar tu sexo hasta llegar a ese límite en que estás a punto de perder 
el control, y por eso lo hice, una vez más. Entonces me detuve. Te recostaste 
junto a mí aún convulsionado por el placer. Nos abrazamos deseosos de sentir 
nuestro mutuo calor.

Seguidamente, me puse de espaldas a ti; sé que te gusta ver 

mi espalda y mi culo cuando lo hacemos y por eso lo hice, tú te acercaste a mí. 
Sentí tu sexo entre mis piernas, erguido, alzado, tieso. Mi sexo se humedeció 
algo más al sentir el tuyo tan cerca, doblé mi pierna derecha para facilitar la 
penetración y tu guiaste tu sexo hasta mi cueva y me penetraste, de nuevo te 
tenía dentro y de nuevo aquel calor inundaba mi cuerpo. Empezaste a moverte muy 
despacio, mientras me sujetabas por la cintura, te acercabas y te alejabas de mí 
lentamente, pero enseguida empezaste a acelerar tus movimientos, la visión de mi 
culo te había causado el efecto deseado. Yo también me movía hacía ti, para 
sentirte más profundamente, nuestros gemidos empezaron a sonar al unísono, 
nuestro placer llenaba la habitación y a cada embestida sentía tus huevos 
chocando contra mis labios vaginales, te sentía tan dentro de mí. Y deseaba 
sentirte para siempre dentro de mí, lo confieso. El placer volvió a llenarme, a 
quemar mi cuerpo y en pocos segundos alcancé mi primer orgasmo.

Fabuloso – me susurraste al oído cuando dejé de 

convulsionarme. Me besaste en el cuello, y sacaste tu sexo de mí, lo 

acercaste a mi ano y con mucha delicadeza, me penetraste. Confieso que sólo tú 
has poseído ese agujero, y sólo tú lo harás, me encanta. Con la misma delicadeza 
que me habías penetrado, empezaste el lento vaivén, balanceándote muy 
cuidadosamente. Me abrazaste, y permanecimos inmóviles un rato, sintiéndonos, 
mientras me mordisqueabas la oreja volviéndome loca, porque confieso que esa es 
mi zona más erógena, me vuelve loca que me muerdas la oreja y tú lo sabes. Me 
relajé tanto con aquella placentera caricia, que cuando reemprendiste el 
balanceo, tu polla resbalaba con facilidad hacía el interior de mi ano, sentí 
como se hinchaba y como poco a poco te excitabas, haciendo que también yo me 
excitara. De nuevo nuestros cuerpos bailaban al compás del deseo y el placer y 
en pocos segundos ambos llegamos a la culminación del éxtasis. Cuando nos 
relajamos, sacaste tu sexo de mí y me abrazaste con fuerza.

Confieso que no me puedo resistir a tus encantos. Lo confieso 

y eso me hace esclava del placer que tú me das. luis

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Par Dr luis miguel Hernandez
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Dimanche 26 mai 7 26 /05 /Mai 17:57

Hola contrate a luis para cumplir mi fantasia erotica  hacerlo en un carro en marca recoji a luis en su consultorio en  la via a playa el agua luis me acariciaba y besaba mis senos. Entre más me tocaba él,  sus brazos, me acariciaba más  y   más, . Sacó mis senos de mi blusa y me los mordía y mamaba exquisitamente, desabrochó mi   pantalón y con sus dedos empezó a frotar mi clítoris   excitándome hasta hacerme gritar y gemir como una loca.Yo le gritaba bésame papito, hazme tuya mi amor, así, así, no te   detengas. Los dos gritábamos de placer mientras el carro corria luis me decía “mira mami, me tienes locos, ¿te gustaría que   te lamieran tu vagina con mi lengua y que luego te cogieran así como yo lo hago?” Ese juego de palabras hacía que me   excitara más y más. Nos besábamos y nos tocábamos hasta que   no pudimos más. Me quitó la ropa y dentro del carro hizo que   me  pusiera en cuatro y me penetró, que sensación aquella,   sentir su verga y saber lo mucho que me deseaba. Comenzó a   meterla y sacarla cada vez más rápido, los dos gritábamos   desesperados y abrumados de placer y mmmmmmmmm, vino lo   esperado, un orgasmo largo y escalofriante que recorrió el solo   cuerpo que habíamos formado los dos. Cuando terminamos nos   vestimos y nos abrazamos dentro del carro. Volteamos a ver el mar que estaba picado en los lados de playa el agua y parecia que el mar queria hacerme lo   mismo que me había hecho él. Poco a poco sin escuchar ya   nuestros alaridos de placer y sin oler ese aroma tan especial de   su semen y mis fluidos, sus enormes y gruesos penes fueron   acortándose hasta quedar en su tamaño normal.Así terminó nuestra aventura en en  la camioneta donde dimos rienda   suelta a mi fantasia  y donde me di cuenta que no solo a los   hombres les despierto ese deseo incontenible de amar.

 

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Par Dr luis miguel Hernandez
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Vendredi 24 mai 5 24 /05 /Mai 21:18

la señora maria y su esposo me contrataron para hacerle una terapia neural para la obesidad la cual

consiste en inyectar un balon anestesico en su estomago y esto hace que rebaje la paciente

pero despues de hacerle la infiltracion epigastrica

se presento un desorden sexual en la pareja que termino en final feliz

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la señora maria empezo en lo que mas le gusta mamar la dieta era esa solo mamamr

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La mamada posterior de culo y vagina en las gordas es un frenesi

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Par Dr luis miguel Hernandez
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Samedi 30 mars 6 30 /03 /Mars 17:19

Hola soy la Sra. Carmela caraqueña médico especialista tengo mi casa vacacional en la isla margarita y en esta semana santa me fui a la isla22a2c2d2e

Como siempre lo hago para des estresarme en estas vacaciones quería salirme de la rutina y de curiosa me metí en internet y conseguí mi excusa perfecta tomarle una fotos a mi florero pero mis picaras intenciones eran tomarme unas yo y tener un final feliz así que contacte a Dr. Luis yo sabía que él tomaba fotos y lo cite en mi casa para tomar unas fotos a mi jarrón muy bello1a1b1c1f

Pero al tenerlo en mi casa me le insinué y el ni corto ni perezoso me dijo para tomarme fotos desnudas y asedo a mis deseos ocultos desde hace 50 años pero lo más divino fue el final feliz

Empezó por masajearme yo ya estaba desnuda muy húmeda le dije Luis ponte cómodo y saque un pote de leche condensada él se desnudó cuando vi su verga ya la tenía parada, 3 3a 3b 3c 3d le puse un pañuelo en los ojos, y lo acosté puse mi coño en su boca mientras yo mamaba su verga, me puso como loca que comencé a hacerle una rusa y el solo gemia

Diciendo: ayyyyyy que rico, seguí puta, seguí que te voy a coger duro!!!!!!!!

termine en la boca de el y le dije que estaba cansada , no le importo comenzó a masajearme las tetas, me chupaba los pezones mientras me acariciaba el coño, le pedí que me la metiera toda, que me diera duro sin parar, me dio tan rico que me la sacaba y me la volvía a meter. Y me daba duro duro, me subí encima de él; y me ensartaba la verga duro hasta dar unos suspiros profundos, me daba más duro mientras trataba de convencerme para cogerme por el culo, cuando lo logro me puso en 4, al principio me dolió horrible pero me fue gustando tanto, que le pedí que me bombeara rápido y duro, me apretaba las tetas tanto que hacía que con mi culo apretara su verga, cuando acabo me dejo llena de semen, y a la media hora se le volvió a para y me siguió cogiendo por el culo,3e4 4a 53 54 67 74 75 76 me ha enviciado tanto que no puedo estar un día sin pensar en la cogida de luis.

Par Dr luis miguel Hernandez
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Vendredi 8 mars 5 08 /03 /Mars 21:27

 Mi nombre es Roxy tengo 31 años y hace cinco años que estoy casada, soy una chica delgada mido 1.60 piel morena, no soy una mujer hermosa pero si se podría decir que soy una chica bonita, de buen cuerpo con unos labios anchos y carnosos, pechos normales o pocos para mi gusto y un trasero grande, parado y firme que me encanta mantener.

Me case demasiado joven para mi gusto, con el tiempo me di cuenta, mi esposo estaba todo el día trabajando porque los números en la casa no cerraban, tanto así que teníamos algunos enfrentamientos porque el estaba muy cansado siempre.

El problema fue que las cosas empeoraron, mi marido se quedo sin uno de sus dos trabajos y todo empeoro rápidamente, hablábamos solo de problemas financieros, sexo ni hablar 1 vez al mes como mucho, y compras las justas y necesarias. Entonces decidí buscar un trabajo, por mas que a el no le gusto la idea, era fundamental en ese momento.

Paso el tiempo y la situación no mejoraba, los trabajos estaban escasos y las cosas entre mi marido y yo seguían empeorando, hasta que un día charlando con una vecina me dijo que fuera a ver a un amigo de su hijo que necesitaba meseras para el caney de f, al principio no me convenció mucho la idea, pero fui de todas maneras.

Dado que era una entrevista y quería causar una buena impresión, me pinte mi boca fuerte, me puse una remerita ajustada media floreada y un pantalón blanco muy ajustado que dibujaba mi hermosa cola, unos tacos medio altos y me presente.

aAl llegar al caney, muy céntrico y lleno, tenia poco personal, el hombre que me entrevisto era el dueño, se llamaba Mario, un tipo de unos 48 años, con lentes, muy simpático y atento y desde que llegue que se quedo mirándome de arriba abajo, era increíble como me miraba, luego de charlar, me dijo el sueldo y los horarios y me pareció muy bien. Cuando estaba por irme el me dijo,

-Por favor no se vaya, ¿No puede empezar hoy, que hay mucha gente y la necesito?

Yo me quede sorprendida no iba con la idea de empezar tan pronto, y la vestimenta, pensé todo en dos segundos, pero termine aceptando, total quedaba media mañana únicamente.

Empecé lo mejor que pude ya que no tenia experiencia y poco a poco fui agarrando confianza para poder llevar mas cosas en la bandeja, el local se lleno y yo iba y venia con parrillas, al rato cuando pude parar un poco, me di cuenta que estaba lleno y casi en su totalidad eran hombres los que estaban sentados, de bastante edad y gente de negocios, bancos, etc.

El dueño, Mario me llamo y me dijo que estaba muy contento con mi trabajo que notaba algo raro se había llenado muy rápido hoy, y me esperaba al otro día. Cuando llegue a casa muy cansada de estar parada todo el día, me distendí y a la noche le conté a mi marido, el cual casi no se inmuto, me felicito y se durmió, ahí me quede mirando el techo un largo rato hasta que me dormí.

Al otro día, me levante me cambie, me puse un jean celeste ajustado y me fui al trabajo, ese día fue muy parecido al anterior, lleno de gente y mas hombres que nada, de repente luego de cobrar una mesa donde estaba un tipo elegante con cara de doctor decir “voy a seguir viniendo a este caney ya vieron el culo de la mesera nueva”

Yo me puse incomoda y nerviosa, hice como que no escuche, cuando fui a limpiar su mesa habían dejado mucha propina, ya un poco mas tranquila porque se habían retirado esos señores, tuve un minuto para descansar apoyada en la barra, fue cuando en mi cabeza volvió esa frase que había escuchado y se me dio por girarme y mirar algunas mesas, a parte de ser en su mayoría hombres, la mayoría estaba mirándome, y no precisamente a la cara dado que estaba de espaldas yo.

Cuando volví a mi casa, me sentía mas aliviada, al menos hasta que llegaba mi marido que siempre venia con esa cara de poca simpatía y casi no hablábamos. Era insoportable estar en ese ambiente, y poco a poco el trabajo se hacia mas llevadero y me gustaba.

Un día me levante un poco tarde, me había quedado dormida, agarre lo primero que encontré a mano, me vestí con uno de mis pantalones blancos que me quedaba bastante ajustado. Y salí rápidamente al trabajo.

Llegue retrasada, pero Mario me sonrío y no me dijo nada, me miro de arriba abajo nada mas, como siempre el caney lleno, iba atendiendo y me daba cuenta que las propinas eran generosas ese día, eso me puso muy bien, cada vez sacaba mas plata de propina, y cuando me toco atender una mesa me di cuenta que eran el doctor que había escuchado lo que habían dicho y me puse incomoda por un lado pero desafiante por otro y fui atenderlos firmemente, el doctor que había dicho eso, fue el que hizo el pedido y no me sacaba la vista de encima, su mirada era muy penetrante, me intimidaba un poco, cuando tome el pedido y me di vuelta camine lo mas exagerada posible, moviendo mis caderas y escuche un suspiro nada mas, eso me hizo sentir muy bien, cuando se retiraron dejo una suculenta propina, sin lugar a dudas fue un día exitoso y comprendí que para conseguir un poco mas de dinero lo que debía hacer.

Con el buen sueldo y las propinas comencé a comprarme todo tipo de pantalones ajustados que se dibujaban a mi cuerpo, obviamente mi marido ni enterado de cómo iba a trabajar, yo siempre llegaba antes y me cambiaba.

Cada día que pasaba me daba cuenta que ya era algo cotidiano que me dijeran cosas de mi cola, que me desvistieran con la mirada, me dejaban números anotados de celular con las propinas, cosas que yo solo reía, ya que por mas mal que estaba con mi marido, tenia la esperanza que todo cambiara.

Pero estaba muy equivocada, por mas que yo empecé a aportar en casa, las cosas seguían mal, discutíamos por todo y relaciones ya empezaron a pasar meses, y eso me empezó a pesar, cada vez tenia mas ganas de el, pero el como si nada.

Otro día en el trabajo, estaba yo en la barra, ya ahora acostumbrada porque debía estar ahí por conveniencia para el caney ya lo había aceptado así, llego un viejo alto medio gordo y se sentó en la mesa del fondo, cuando iba a ir a atenderlo, mi jefe dice.

-Roxy, llego el viejo este que es insoportable, tiene un carácter podrido, siempre se queja de todo y si algo no le gusta monta escándalos, es un desubicado.

Yo me quede un poco sorprendida porque nunca me había dicho de tener cuidado con ningún cliente, pero obviamente este lo debía conocer.

Igual fui con mi mejor sonrisa a atenderlo, cuando llegue el me miro con una mirada furiosa y dijo

-Bueno, hasta que por fin ponen algo bueno en este caney.

Su comentario en seco me choco bastante, le tome el pedido y me fui, la verdad era muy pedante el viejo, le traje todo lo que había pedido y me fui a la barra.

Desde ahí miraba para donde estaba el viejo, para evitar si me llamaba no verlo, y me di cuenta que no me quitaba la vista de encima, era intimidante verlo, tomaba el café muy lentamente, de pronto levanto la mano llamándome.

-Si que necesita? Dije cuando estuve parada delante de el.

Me miro a los ojos y dijo

-Por fin tomo un café bueno en este sucucho, no necesito nada mas, solo la llame para verla cuando se retire gracias.

Yo me quede helada, era un viejo verde, desubicado, pero no se porque me recorrió una sensación de odio contra el y gusto de hacerlo, así que me di vuelta y pare lo mas que pude mi cola y camine exageradamente nuevamente hasta la barra.

Luego cuando pidió la cuenta fui a cobrarle y pago con un billete de 100, cuando le traje el vuelto me dijo

-Gracias, pero si vas hasta la barra caminando como lo hiciste antes te dejo todo el vuelto de propina.

Yo me quede anonadada, no era una fulana que me mostrara por plata, pero la propuesta fue tan directa, el viejo era un zorro vivo, instintivamente me di vuelta y pare mi cola, camine hasta la barra pero antes de llegar me gire a verlo y estaba con esa mirada lasciva puesta en mi cola, no pude negar el gusto de calentar a ese viejo, era extraña la situación, cuando llegue a la barra, el se levanto y paso caminado de prisa yéndose, volví a la mesa y estaba todo el vuelto como había dicho que dejaría.

Me sentía un poco confundida aunque excitada también, fue raro, volví a mi casa pero ese día no me cambie, quería que mi marido me mirara, me deseara o hiciera algo, ya había pasado casi dos meses de nada, llego y me miro, era obvio que esos pantalones llamaban la atención, pero se sentó a comer en silencio, no discutimos al menos.

Hasta que en la cama le pedí algunos mimos y el ya estaba durmiendo, eso hizo que me enojara muchísimo, pero me acosté pensando en ir a trabajar de la mejor manera.

Al otro día, todavía enojada por la mala noche, decidí ponerme el pantalón blanco, que era el que mas mostraba la forma de mi cola, me puse unos tacos un poco más altos y me fui al trabajo.

Como siempre bastante lleno, acapare rápidamente la atención con ese pantalón tan ajustado, Mario me saludo con una sonrisa y me regalo una pulsera diciéndome

-Es lo mínimo que te mereces, el negocio tiene más vida desde que llegaste …

Yo me puse roja, un poco incomoda, pero Mario era muy bueno conmigo.

Las miradas eran indiscretas pero no me molestaba ya, había aprendido a vivir con eso y por otro lado, lo había hecho a propósito así que no me sentía acomplejada, mientras estaba en la barra descansando, sentí alguien que paso muy cerca mía hacia el fondo, al girar vi que era el doctor que como siempre iba a su lugar en el fondo del local.

Cuando fui a atenderlo como siempre con una sonrisa, lo salude y el me miro como siempre con esa mirada fría que pareciera que me desnudara con la vista, entonces me dijo

-Hoy se ha venido increíble, tendrá una buena propina, por cierto su nombre?

Yo me sentí muy alagada y le conteste –Roxy, y el suyo señor?

El sonrío y me dijo –Luis, bueno Roxy lo de siempre.

Se lo lleve rápidamente y al retirarme me fui moviéndome bastante sabiendo que eso me daría una suculenta propina.

Cuando volví a la barra Mario, me encargo por favor si podía llevar un par de pedidos a un banco y un par de oficinas, que generalmente hace la otra chica, yo no tuve problema y fui, no eran muy lejos, así que ningún problema.

Lo que olvide es que ese día tenia el pantalón blanco, era increíble en la calle como me miraban, pero no me molesto, al contrario. Cuando volví, me di cuenta que el viejo no estaba mas. Lamentablemente me perdí esa propina.

Mario me pregunto

-¿Cómo te fue Roxy?

– Bien muy bien. Conteste.

-¿No te molesta empezar a salir a hacer esos pedidos? Me pregunto

Yo dude por un minuto, pero debo admitir que salía un poco del local por un lado y tomaba aire, veía otras personas, así que le conteste

-Si, no me molesta para nada Mario.

El sonrío muy complacido y me dejo irme mas temprano ese día. Mario siempre tan atento conmigo, era re bueno, así que me fui contenta a casa.

En mi casa las cosas siempre estaban igual, ya casi no hablábamos, era insoportable, pero me distendía con el trabajo de todos los días.

Paso como una semana, fui conociendo mas gente, ya que salía a los bancos y oficinas, todos ya me conocían, uno que otro me decía alguna cosa linda que me hacia sentir bien pero nada mas, cuando llegue al caney ese día después del reparto diario, estaba sentado en el lugar preferido el doctor que me había dicho aquello hace un tiempo ya.

Fui a atenderlo confiada y firme, el me desvistió con la mirada como siempre y me dijo

-Una parrilla con chorizo por favor hermosa.

Yo me di vuelta y se lo traje, cuando lo estaba dejando en la mesa, el me agarro del brazo fuerte y me dijo

-¿Puedo saber como te llamas?

-Roxy conteste en seco

-Bueno me llamo Luis… Roxy, vengo a este caney por ti. ¿Te puedo invitar a comer el fin de semana?

Yo me quede helada, como podía decirme así de directo todo, y me seguía teniendo agarrada de mi muñeca con su firme mano.

-Disculpe luis, soy una mujer casada… y me solté de el y me fui asustada.

Cuando me retire escuche que se reía un poco, seguramente al ver mi cara de susto, cuando fui a cobrarle, el me seguía mirando de esa forma lujuriosa como siempre, y cuando me pago me dijo

-Dejate el vuelto y con el billete esta mi tarjeta, esta mi celular, por si cambias de opinión o tu marido no te da lo que te mereces.

Yo me puse furiosa ante su comentario y le conteste

-No se preocupe luis mi marido me cuida mucho. Gracias por nada.

Me voltee y me fui a la barra enojada como hace mucho no estaba, el Doctor luis se fue enseguida rápidamente, seguramente vio mi cara de furia.

Lo peor de todo es que en la barra pensaba, y no era cierto lo que le había dicho, mi marido todo lo contrario y yo estaba cada vez mas necesitada de cariño, obviamente no para serle infiel a mi marido y menos con ese sujeto.

Igual eso me dejo perturbada por el resto de la semana, que fue bastante tranquila.

Llego el lunes, y para empezar bien la semana me fui con el pantalón blanco que tanto me gusta, a penas llegue, Mario como siempre me miro simpáticamente, sin perder detalle de mi y me dijo hoy es tu dia libre y viniste a trabajar dios me confundi Sali y me encontré con el doctor

 mi corazón empezó a latir con fuerza, me invito a salir y sus manos bajaron y apretaron con fuerza mi culo.

Yo caí en la realidad nuevamente y asustada pero firme le dije

-¡¡Déjeme, soy una mujer casada, por favor no me hagas daño!!

Lo dije, pero permanecí inmóvil, no se porque, igual mis palabras parece que solo lo alentaron mas ya que al escucharme se pego mas a mi y su mano izquierda me agarro la cintura, mientras su mano derecha seguía manoseando mis nalgas con mucha fuerza, yo automáticamente pare mi culo al sentir su mano, su boca se puso sobre mi cuello, saco su lengua y me lamió, luego me dijo al oído

-¡Sabia que eres linda, mira el pantalón que usas, se te marca la tanga!

-¡¡Noooo, no, soy una mujer recatada, por favor, noooooo!! Conteste firme, aunque su manera de tratarme me había terminado de excitar como nunca había sentido.

Esa excitación era indescriptible, nunca un hombre me había hecho sentir así, entonces sin pensarlo lleve una mano hacia atrás y baje hasta poder acariciar su bulto en el pantalón.1234567899192

El estaba como loco y seguía metiéndome manos por todas partes mientras me decía:

-¡¡Que buena estas!! ¡¡Que culazo tenes!!

Yo cada vez estaba mas excitada, pero de pronto detuvo y todo paro, me di vuelta, quedando mirándonos a los ojos y me sonrió, los dos estábamos respirando muy excitadamente, el seguía mirándome excitado.

El se agarro su miembro por arriba del pantalón y me dijo

-¡¡Me encanta!! ¡¡Estas muy buena!!

Yo sonreí y lo mire un momento viendo su sonrisa de triunfo y burla que tanto detestaba, porque el doctor debía sentirse triunfador, me había manoseado a su antojo y esa tarde seguramente iba a tenerme entre sus manos, para saciar todos sus caprichos sexuales conmigo y yo no podía hacer nada para evitarlo porque la excitación era mas que la razón.

mi cuerpo me exigía que hacer, como sabia que mi marido pensaba que estaba trabajando y era mi dia libre

, mi cuerpo temblaba, no sabia que hacia ahí, estuve a punto de arrepentirme, pero junte coraje

comencé a girarme lentamente, mientras fui sacando mas mi cola para afuera, cuando termine de girar el se estaba tocando su bulto por encima del pantalón y me dijo

-¡Con esa colita parada las cosas que te deben decir en la calle!

- Y, si, respondí

- ¿A tu marido no le molesta que la miren? Continuó.

- No creo que ni lo piense. Respondí en seco, aunque esas palabras me mortificaron, me acorde de el, sentí muchos sentimientos opuestos, pero estaba encendida.

Pare lo mas que pude mi cola delante de el y le dije

- ¿Te gusta lo que ves?

- Mucho. Respondió, mientras se manoseaba el bulto a través del pantalón.

Yo se cerré los ojos y me mordí el labio para no decir mas nada, estaba muy excitada, nunca había sentido algo así y menos por un desconocido, cuando me di vuelta.

Me quede helada mirándolo, había sacado su miembro y lo masturbaba enérgicamente, me sorprendí muchísimo era realmente impresionante, lo mas sorprendente era su grosor.

- ¿Te gusta lo que ves? Me pregunto el mientras sonreía vilmente con aires de grandeza

No pude decir ni una palabra, seguía mirándola, entonces el me dijo

-¡¡Vamos nena, bajate el pantalón y para bien la colita!!

Sin decir ni una palabra, me desprendí el pantalón y lo baje, dejándolo en el suelo, quedando solo con  mi tanga y mis zapatos.

De pronto sentí sus manos y empezó a acariciarme suavemente, cada vez lo hacia mas rápido, hasta que me dijo

-¡¡Agachate un poquito!!

Ahí sentí como sus manos empezaron a explorarme y casi llegando a mi agujerito cerrado, el al darse cuenta me dijo

-¡¡No lo puedo creer, que lindo y cerrado que tenes el culito!! ¡¿Nunca te la han metido por ahí?

-No. Conteste en seco, con un poco de miedo y me salí de esa posición.

Nuevamente me quede mirando a ese doctor y su verga en la mano, no podía creer que hacia ahí, entonces el interrumpió mi pensamiento diciéndome

- ¿Tiene ganas de tocar este pedazo?

No dije nada, solo me puse de rodillas entre sus piernas, como autómata, agarre su miembro comencé a masturbarlo.

Su miembro empezó a crecer un poco mas, y cada vez estaba mas gordo, yo seguía en mi labor hasta que el sonriendo me dijo

- Si te gusta tanto ¿Por qué no te la llevas a la boquita?

Yo me quede perpleja, pero accedí, primero le di un par de besos y sentir el calor, y la situación me encendieron más, así que abrí como pude mi boca al máximo y comencé a chapársela.

-¡¡AAAahhh siii!! ¡¡Siii, si la viera su marido como le gusta comer pijas grandes!!

Yo escuchaba sus vulgares palabras y gemidos y me excitaba mas, acelerando el ritmo, estaba sacada, no podía parar con mi sucia labor.

No se cuanto tiempo paso, hasta que el me agarro de mis pelos, me puso de pie y me acostó sobre el sillón diciendo

-¡¡Abrí bien las piernas y agarrate fuerte que vas a gozar!!

No podía hacer otra cosa que acceder, aunque estaba muy nerviosa y le dije

-Por favor, despacio te lo pido por lo que mas quieras…

El sonrió vilmente y me contesto

-¡¡Tranquila que vas a gozar mucho no te preocupes, no hay vuelta atrás, reviento de la calentura por ti!!

Agarré fuerte el sillón y cerré fuerte los ojos.

El me abrió bien las piernas, y una vez que la cabeza de su gordo miembro tocó la entrada de mi vagina, comenzó a empujar.

Su miembro entro todo al final, haciéndome dar un grito de dolor, de hace tiempo que no sentía algo así, y menos tan grande.

-¡¡Ahhyyy!! -¡¡Ahhyyy!!

Por primera vez sentía que me llenaba por dentro

-¡¡Ya la tienés toda adentro mi amor!! ¡¡Ahora te voy a bombear mucho!!

Comenzó primero despacio a sacar y poner, y al rato a un ritmo desesperado.

Me bombeaba a todo lo que daba, sin contemplaciones, mientras gemía, y me decía

-¡¡Así, así, así!! ¡¡Tomá, tomá!!

Ya fuera de mi, solté el sillón, pase mis manos a su espalda y comencé a gemir en cada empujón.

El al darse cuenta me dijo al oído

-¡¡Así se que te iba a gustar, gozalo bien!!

Y acelero un poco mas sus embistes hasta que de pronto dio los últimos fuertes bombeos enterrándome hasta el fondo, la dejó ahí, lanzo un fuerte gemido y me inundó de su semen.

Se quedó un rato acostado sobre mí, y comenzó a sacarme su pedazo de adentro, provocándole otro grito cuando salió la enorme cabeza, se puso casi al lado mío y sus manos seguían manoseándome.

Yo no lo podía creer, estaba ahí en ese sillón de un desconocido, tirada de espaldas, sudada y con las piernas abiertas chorreando de semen.

El me miraba con cara de placer, pero yo por dentro sentía culpa, me sentía sucia de haberme entregado a ese doctor, mire el reloj y ya era tarde, como pude intente levantarme, y empecé a agarrar mi ropa, el no dijo nada solo me seguía mirando mientras me vestía. 

Par Dr luis miguel Hernandez
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