Soy maria y me dio por tener cibersexo
Fue como si estuviese escrito en el
destino. La casualidad hizo que , conociera a aquélla maravillosa mujer. Pero empecemos por el principio.
Me considero una persona normal,
extrovertido y de mente abierta sexualmente hablando. Por eso, un día decidí registrarme en una página para conocer gente que suele compartir web cam. Ciertamente, me picaba la curiosidad eso del
“cibersexo”, el morbo del voyeurismo y demás. Pronto descubrí que la mayoría de personas iba directo al grano; se exhibían desnudas, masturbándose y teniendo sexo explícito. No era eso lo que
buscaba, era algo diferente. Así que me propuse buscar a alguien que de primeras no se mostrase desnuda. Decidí pinchar en una web cam en donde se veía a una mujer con ropa. Lo primero que ví
fueron unos generosos pechos que se intuían bajo un vestido azul bien escotado y que a primera vista me excitaron. Pertenecían a una mujer madura, de 49 años según su perfil. Probé a escribirle
algo, el típico saludo, cómo estas y esas cosas. Ella me contestó educadamente y me dispuse a contemplarla. Al poco tiempo, levantó su vestidito y mostró su sujetador, para seguidamente dejar
libres esos grandiosos pechos. Yo le iba escribiendo cosas, le decía cosas bonitas, que me gustaba como manoseaba sus enormes pechos con esas manos decoradas con unas cuidadas uñas. Ella me
agradecía mis comentarios. Después de un rato, le propuse que entrara en mi sala y que me viera a mi. Nunca había hecho esto y estaba un poco nervioso pero a la vez excitado. Aceptó y pudimos
charlar a solas. Desde el principio hubo muy buen rollo, ella me inspiraba confianza sin saber por qué. Fantaseamos juntos sobre aquello que haríamos si estuviésemos juntos. Yo me fui desnudando
a la vez que tenía en pantalla sus enormes tetas y realmente estaba muy excitado. ¡Creo que eso era exactamente lo que buscaba! Una complicidad a primera vista. Lo más atrevido que hizo ella fue
bajar un poquito su braguita y dejar ver un poquito su jugosa conchita y su culito respingón. Yo estaba que reventaba de excitación y me masturbé delante de mi cam hasta acabar. Fue una corrida
genial!! Después de aquello volvimos a repetir varias veces, teniendo conversaciones acerca de nuestras vidas. Ella estaba casada, vivía en el extranjero a pesar de ser española y me decía que
hacía esto porque en la vida real “no creía” que fuera a atreverse a acostarse con otros hombres.
Pasó el tiempo y siguieron nuestros
ciber-encuentros y nuestras conversaciones cada vez más picantes y también más profundas. Al cabo de un mes y pico me comentó que vendría a pasar unas semanas a España. Medio en broma le
sugerí que podríamos conocernos en persona. Ella se negaba al principio, pero realmente no le desagradaba la idea. Yo le dí mi número de teléfono y le dije que estaría ahí para lo que
fuera.
Pasaron unos cuatro o cinco días sin
saber nada de ella, estaría ya de vacaciones en España. De repente sonó mi móvil, un número desconocido. Lo cogí y era una sensual voz femenina. ¡Era ella! Yo me puse muy nervioso y traté de
disimular. Tímidamente me dijo que estaría en mi ciudad el día siguiente y arreglamos un encuentro.
Al día siguiente, fui al restaurante
donde ella me dijo. De repente apareció. Llevaba un hermoso vestido que dejaba ver unas preciosas piernas, con un gran escote coronada por esas dos maravillas que tantas veces había deseado y que
tanto me ponían. Nos saludamos tímidamente al principio, pero nos fuimos soltando con el transcurso de la cena. Tomamos bastante vino, así que nada más terminar el postre no hicieron falta más
palabras. Nos bastó una mirada para pagar la cuenta e irnos al ascensor camino de su habitación. Nada más cerrarse las puertas nos abalanzamos el uno al otro y nos fundimos en un apasionado beso.
Nuestras lenguas se entrelazaron mientras nuestras manos recorrían nuestros cuerpos sobre nuestras ropas. Apenas pudimos entrar a su habitación porque no podíamos separar nuestros labios. Ya
dentro, me coloqué de pie detrás de ella. Besé delicadamente su cuello, mientras ella cerraba los ojos y se dejaba hacer. Mis manos subieron desde su cintura hasta sus hombros hasta deslizarse
hacia adelante. Mis dedos se iban acercando peligrosamente hasta sus generosos pechos. Avanzaban despacio sobre la tela de su vestido. No llevaba sujetador, cosa que me excitaba muchisimo. Rozé
sus duros pezones sobre la tela de su vestido y ella suspiró de placer. Yo ya tenía mi polla dura y la apoyé sobre su culito para que la notara. Yo seguía besando y lamiendo su cuello mientras
liberé aquellas tetazas. Por fin eran mías! Las acaricié poco a poco hasta llegar a sus grandes pezones que tanto me ponían. Las toqué a mi antojo, amasándolas con mis manos, intentando abarcar
todo lo posible, hasta que ella no pudo más y se dio la vuelta para plantarme un intenso beso. Me desvistió de cintura para arriba, acariciaba mi pecho, lo besaba, lamía mis pezones. Yo no dudé
en devolverselo y me aferré a sus pechos con mi boca. No podía parar de lamer, chupar, mordisquear sus ricos y duros pezones que me volvían loco mientras ella acariaba mi cabeza y me atraía hacia
ella. Me entretuve un buen rato con sus tetas, hasta que ella misma cogio me levantó la cabeza, me besó y de un empujón me hizo sentarme en la cama. Se quitó el vestido, dejando a la vista unas
braguitas muy sexys. Mi polla estaba dura como un palo de hierro esperando a ver lo que sucedía. Fue bajando sus braguitas poco a poco, insuandose como hacía por la web cam, enseñando su precioso
culito pero dejando entrever su conchita. Me moría de ganas de ver su rajita en todo su esplendor! Cuando se deshizo de sus bragas y la contemplé creí que se me me salía el corazón. Aquello que
siempre había deseado ver lo tenía delante de mí. Aquella vulva bien cuidadita y mojada me ponía a cien. Ella se acercó a mi y me desnudó del todo. Me tumbó de espaldas a la cama y fue hacia mi
polla relamiendose. Ya sabía lo que iba a pasar. Lamía mi polla como una experta, pasando su lengua por todos los rincones posibles. Yo estaba extasiado y me moría de ganas de devolverle el
favor. Así que, pasé mi mano por su culito como atrayéndolo hacia mi y ella comprendió mis intenciones. Sin sacar mi verga de su boca, se dio la vuelta ofreciendome todo su sexo para hacer un
grandioso 69. Mi lengua pasaba por alrededor de su jugosa vulva sin llegar a tocarla, cosa que la excitaba aún más. Poco a poco me acercaba más y más, primero el interior de sus muslos, luego sus
ingles, sus labios mayores… Finalmente, pasé toda mi lengua por su raja hasta llegar al clitorix. Ella, que me hacía una experta mamada dio un respingo y soltó un gemido de placer. Introdoje mi
lengua a lo más hondo de su coñito ayudandome de mis dedos mientras ella pasaba su lengúita por mis bolas jugando con ellas. Entonces, ensalivé uno de mis dedos y empecé a pasarlo cerca de su ano
delicadamente. Yo chupaba y lamía toda su raja, de abajo a arriba, cada vez más, hasta que poco a poco rozaba con la punta de mi lengua la entrada de su culito. Ella se dejaba hacer gustosamente,
asi que me dispuse a ofrecerle un beso negro. Lamí todo su agujerito, lubricandolo con mi saliva para introducir despacito mi lengua a la vez que llevaba mis manos a sus tetas. Yo estaba duro
como una roca y casi acabo de la excitación que tenía. Menos mal que ella me pidió que pasasemos a mayores. Me deslicé debajo de ella hasta quedar destrás. Ella, a cuatro patas esperaba ansiosa a
que la penetrara. No perdí tiempo y puse la punta de mi verga en la entrada de su coñito. La pasé por toda su rajita y ella gemía de placer pidiéndome que se la metiera ya. Apunté mi polla hacia
su concha y de un empujón la penetré. Estábamos tan excitados que entró con facilidad. Yo bombeaba su concha mientras acariciaba sus pechos y pellizcaba sus pezones. Los dos gritábamos como
animales en celo. Llevé mi mano a su boquita y ella me chupaba ansiadamente mis dedos. Entonces, me dispuse a trabajar su agujerito de nuevo. Con mi dedo bien lubricado acaricié su ano nuevamente
hasta dilatarlo cada vez mas hasta que finalmente fui introduciendolo . Cuando conseguí metérselo, empezó a tensar su cuerpo y comprendí que estaba teniendo un orgasmo. Un intenso y
placentero orgasmo que la dejó rendida, de espaldas a la cama. Pero yo no había terminado y cuando se repuso un poco, se incorporó buscando mi polla todavia erguida. Me regalo otra magnifica
mamada con su experta boca, acariciando mis bolas. Seguidamente, se acostó sobre la cama, echo sus piernas hacia atrás agarrandolas con sus manos dejando su concha abierta de par en par. Puse mi
cabeza entre sus piernas y me dispuse a comerme de nuevo ese grandioso coñito sin importar tragarme sus juguitos que me sabian a gloria, sin olvidarme de su excitante culo. Cuando note que se
excitaba otra vez, me puse de rodillas entre sus piernas para penetrarla. Esta vez fui de menos a más. Empece con un ritmo suave y constante, mis embestidas eran profundas y mis manos alcanzaron
mis anheladas tetas que luego chupé desesperadamente. Fui acelerando cada vez más, más rápido y más profundo hasta que no podía aguantar más. Le dije que me iba a correr y le pregunte donde
queria que lo hiciera. Ella me respondió que le encantaria que lo hiciera en su boca. Rapidamente saque mi polla de su rajita y se la ofreci. Con sus manos agarró sus enormes tetas y envolvio mi
polla con ellas mientras me atrapaba la punta con su boca. Yo no agunte mas y explote en su boca. Ella movia su lengua agilmente mientras de mi polla brotaban chorros de leche caliente que ella
fue tragando gustosamente. Parecia que no iba a acabar nunca ese largo orgasmo que me brindo. Seguidamente, me limio sin dejarse ni una sola gota de lechita y caiamos rendidos en la cama
fundiendonos en un apasionado beso, y asi, abrazados los dos, sintiendo nuestros cuerpos, nuestra piel, quedamos inmersos en un placentero sueño.
Dedicado a María con todo mi
cariño.
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